Estas son declaraciones anti bíblicas del libro: El camino a
Cristo, escrito por Elena de White, fundadora de la iglesia adventista del
séptimo día.
Párrafo 1
Cuanto más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, más vemos
la misericordia, la ternura y el perdón unidos a la equidad y la justicia, y
más claramente discernimos pruebas innumerables de un amor infinito
y de una tierna piedad que sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos
sentimientos de la madre para con su hijo extraviado. (Pág.12)
Lo que dice el párrafo es anti bíblico. Nadie comprende la
justicia de Dios estudiando la biblia ni el carácter divino. La justicia divina
sólo puede ser comprendida poniendo en práctica la palabra de Dios.
“Cuanto más
estudiamos el carácter divino”
La autora no creía en la existencia de iglesias engañadas, para
ella, sencillamente todas eran ignorantes de la verdad por falta de estudio. Seguramente
Elena de White tampoco creía que el falso profeta o el espíritu del anti Cristo
pudieran engañar a los cristianos que estudian la biblia a la luz de la cruz.
“pruebas innumerables
de un amor infinito”
Lo
que dice ese párrafo es otra mentira. En la biblia no se podrán encontrar
pruebas de que Dios exista, tampoco hay pruebas de que Dios sea amor, menos aún
de que su amor sea infinito.
Los cristianos engañados sí existen, ellos podrán pasarse la
vida estudiando el carácter divino y aun así no comprender en absoluto el
perdón y la justicia divina, sin embargo el párrafo pretende negar eso y
hacerles creer a los miembros de la iglesia de la autora que no están
engañados, puesto que se la pasan estudiando el carácter divino.
Párrafo 2
Al revestirse de la naturaleza humana,
Cristo eleva a la humanidad. (Pág. 12)
Esta
es una creencia anticristiana, ya que no reconoce que Cristo fue un hombre
verdadero. Señala la humanidad de Cristo como un disfraz o vestimenta.
“eleva a la humanidad” es una enseñanza
engañosa, porque la humanidad elevada, según la biblia, podría ser vanidad.
Un
cristiano que se considere elevado gracias a Cristo, no es otra cosa más que un
soberbio espiritual, y puede que no lo sepa.
“Alaben el nombre de
Jehová, Porque sólo su nombre es elevado; Su gloria es sobre tierra y cielos.”
(Salmos 148:13)
“El limpio de
manos, y puro de corazón: El que no ha elevado su alma a la vanidad, Ni jurado
con engaño.” (Salmos 24:4)
Párrafo 3
El hombre que manifiesta un descreído atrevimiento o una impasible
indiferencia hacia la verdad, no está sino segando la cosecha de su propia
siembra. En toda la Biblia no hay amonestación más terrible contra el hábito de jugar con el mal que las palabras del
hombre sabio, cuando dice: "Prenderán al impío sus propias iniquidades'
(Proverbios 5: 22). (pág. 29
y 30)
Este párrafo es un ejemplo de una de las tantas formas de engañar que utilizaba
Elena de White, entremezclar varios conceptos para hacer creer que se tratan de
la misma cosa. Una mezcla tal, logra que pasen desapercibidas un montón de
mentiras.
Primera mentira: descreído atrevimiento hacia la verdad o impasible
indiferencia hacia la verdad, no son características propias de alguien que
juega con el mal, como la autora quiere hacer creer. Los engañados podrían
estar frente mismo a la verdad y aun así mostrarle indiferencia, eso es porque
no la ven, aun buscándola.
Segunda mentira, un impío y uno que juega con el mal, tampoco son
necesariamente la misma persona como el párrafo quiere hacer creer.
Tercera mentira, los indiferentes a la verdad no están cosechando su
propia siembra como asegura el párrafo. Por el contrario, puede que la culpa la
tengan los cristianos que le engañaron.
Contrariamente a lo que creía la autora, las falsas doctrinas están
llenas de personas que con sinceridad buscan la verdad pero no la encuentran.
Otros creen, también con sinceridad, que la han encontrado, eso es por razón
del engaño. Esos también muestran una impasible indiferencia hacia la verdad.
Esos también son impíos.
Aparentemente, la autora no quería que sus adeptos tomaran el tema del
engaño enserio, por eso no lo mencionaba nunca, eso era para que no se dieran
cuenta que eran ellos los engañados.
De hecho ese es el único objetivo de ese párrafo, hacer creer a los
adventistas que están en lo correcto, ellos no creen ser indiferentes a la
verdad, por eso creerán haberla encontrado.
Es posible que esos que muestran un “descreído atrevimiento” lo hagan
por culpa de esos cristianos engañados que hablan como si no lo estuvieran. Puede
que su rechazo hacia la verdad sea sólo un intento de no convertirse en uno más
de ellos. Entonces no es culpa de ellos como insinúa la autora.
El apóstol San Pablo es una prueba de lo equivocada que estaba la
autora. Antes de convertirse en seguidor de Cristo, perseguía a los cristianos,
perseguía a la verdad misma. Pero él no estaba “segando la cosecha de su propia
siembra”, como creía la autora, sino que estaba engañado.
La biblia tampoco está de acuerdo con la autora:
“¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para
hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos
veces más que vosotros”. (Mateo 23:12)
“¡Ay de vosotros,
intérpretes de la ley!, porque habéis quitado la llave del conocimiento;
vosotros mismos no entrasteis, y a los que estaban entrando se lo impedisteis”.
(Lucas 11:52)
Párrafo 4
Cristo está pronto para libertarnos del pecado, pero no fuerza la
voluntad; y si por la persistencia en el pecado la voluntad misma se inclina
enteramente al mal y no deseamos ser libres, si no queremos aceptar su gracia,
¿qué más puede hacer? Hemos obrado
nuestra propia destrucción por nuestro deliberado rechazo de su amor.
"¡He aquí ahora es el
tiempo acepto! ¡He aquí ahora es el día de salvación!" (2 Corintios 6: 2).
"¡Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones!"
(Hebreos 3: 7,8). (pág. 30)
El párrafo niega la existencia de personas que no conocen la verdadera
libertad cuando dice:
“no deseamos ser libres”
La autora directamente asume que los esclavos del pecado han elegido
esa esclavitud. Eso es mentira, un esclavo no conoce la libertad, por lo tanto
no puede elegir tenerla o no.
¿Cómo puede alguien no desear ser libre si todavía no conoce la
libertad?
Todavía no ha aceptado a Cristo y por consiguiente no conoce la
libertad.
El error es elemental, la autora en sus escritos ha ido reemplazando
la acción de “creer” por “decidir”. Aparentemente la biblia está equivocada, ya
no hay que creer en Cristo, hay que decidir aceptarlo.
El argumento es el mismo que en el párrafo anterior, pero ahora se
puso aún más grave la situación, los incrédulos ahora no solamente tienen la
culpa de su condición sino que ahora han obrado su propia destrucción.
El párrafo de Elena de White dice:
“la voluntad misma se
inclina enteramente al mal”
“no queremos ser libres”
Es incoherente acusarle a alguien de rechazar a Cristo, sabiendo que
no puede aceptarlo porque su voluntad se inclina enteramente hacia el mal. También
es injusto acusarle de no querer la libertad a alguien que no la conoce.
Una persona así no tiene más remedio, su voluntad “se inclina
enteramente hacia el mal”. El párrafo refuerza esa idea diciendo: “hemos obrado
nuestra propia destrucción”. Es decir que su condición actual está totalmente
arruinada por culpa de lo que hiso antes.
Después menciona un versículo bíblico para apoyar su creencia.
"¡he aquí ahora es el día
de salvación!”
En vez de apoyar lo dicho por la autora, eso lo contradice totalmente.
Ese versículo bíblico le da esperanzas a la persona, sin embargo la
autora lo utiliza para reprochar a la persona por no haber aprovechado el día
cuando tuvo la oportunidad.
Nótese detalladamente las palabras del versículo bíblico:
"¡he aquí ahora es el día
de salvación!”
La biblia utiliza las palabras: aquí, ahora, es. En tiempo presente
dice: “es el día”.
Sin embargo la autora dice: están cosechando hoy todo el mal que
sembraron ayer, están arruinados, ni Cristo puede hacer nada: ¿qué más puede
hacer Cristo?, dice.
¿Cómo puede ser hoy el día de una persona así?
Evidentemente la autora creía que las palabras de la biblia están
vigentes para algunos, pero ya ha caducado para otros.
En otras partes del libro, la autora dice lo siguiente:
“Cuando Satanás viene a
decirte que eres un gran pecador, mira a tu Redentor y habla de sus méritos. Lo
que te ayudará será el mirar su luz. Reconoce tu pecado, pero di al enemigo que
"Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores"(1
Timoteo 1: 15)” (pág. 31)
En el primer párrafo, Elena de White dice:
“no deseamos ser libres”
“persistencia en el pecado”
“no queremos aceptar su
gracia”
“la voluntad misma se
inclina enteramente al mal”
“deliberado rechazo de su
amor”
“Hemos obrado nuestra
propia destrucción”
“Cristo no puede hacer más nada”
No puede ser posible encontrar a un pecador más grande que ese. La
autora está describiendo y afirmando que ese pecador no tiene más remedio, ni
siquiera Cristo puede hacer nada por él.
¿O es Satanás el que lo está haciendo?
Párrafo 5
Los que no se han humillado de corazón delante de Dios reconociendo su
culpa, no han cumplido todavía la primera condición de la aceptación. (pag.34)
¿Qué dice la
biblia al respecto de la condición para ser aceptado?
¿Los pobres en el
espíritu, es decir, los que tienen necesidad espiritual, no serán aceptados?
“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos
es el reino de los cielos.” (Mateo 5:3)
Los que están
tristes, ¿serán aceptados?
“Bienaventurados
los que lloran, pues ellos serán consolados.” (Mateo
5: 4)
Finalmente hay
que decir que, en parte, lo que dice Elena de White es verdad.
“Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la
tierra.”
(Mateo 5:5)
Si ser humilde es
la primera condición, ¿Por qué está en tercer lugar en el sermón del monte?
¿Sencillamente está allí por no tener importancia su posición? ¿Por descuido,
la biblia no tuvo en cuenta ese detalle?
La autora dice: “humillarse de
corazón” “reconociendo su culpa”
La mujer
adúltera, encontrada en pleno acto, que le fue presentada a Cristo, ¿no fue
aceptada por Él? No solamente fue aceptada, sino que sus pecados le fueron
perdonados sin que previamente se le haya requerido que reconozca su culpa.
“Incorporándose Jesús le
dijo: Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: Nadie,
Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques
más.” (Juan 8: 10 y 11)
Párrafo 6
En la parábola vemos cómo será recibido el extraviado: "Y estando
todavía lejos, le vio su padre; y conmoviéronsele las entrañas; y corrió, y le
echó los brazos al cuello, y le besó' (S. Lucas 15: 18 - 20).
Más aún esta parábola, tan tierna y conmovedora, es apenas un reflejo
de la compasión de nuestro Padre celestial. (pág. 48)
Se refiere a la parábola del hijo prodigo.
“Tierna y conmovedora”,
es una opinión de la autora. Por ponerle calificativos a la palabra de Dios la
rebaja a su propio nivel de entendimiento. Eso no debe hacerse.
Elena de White creía que la parábola del hijo pródigo enseña la
compasión del padre celestial, eso demuestra que no entendió la parábola.
Decir “apenas un reflejo”, es manifestar la poca o ninguna fe que se
tiene en la palabra de Dios, por no creer que esa parábola pudiera revelarnos
los misterios del reino de Dios. Puede ser que para ella haya sido “apenas un
reflejo”, pero esa no es la realidad de los verdaderos cristianos.
Jesús enseñaba con parábolas y muchas veces dijo: “El reino de los
cielos es semejante a…”; seguido de una parábola.
Así Jesús explicaba con parábolas la naturaleza verdadera del reino.
Más que eso, la biblia dice que las parábolas enseñan los “misterios” del reino.
“Entonces, acercándose
los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo,
les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los
cielos; mas a ellos no les es dado”. (S Mateo 13: 10, 11)
Las parábolas, según La biblia, enseñan: “misterios del reino de los cielos”
Elena de White dice: “apenas un
reflejo de la compasión de nuestro Padre celestial”
Solamente con este párrafo, se puede concluir, sin lugar a dudas, que
Elena de White no tenía ni idea de cómo era el reino de Dios, y mucho menos los
misterios que se le es dado a conocer a los verdaderos cristianos.
Párrafo 7
Jesús enseña la misma cosa cuando dice: "¡Permaneced en mí, y yo
en vosotros! Como no puede el sarmiento llevar fruto de sí mismo, si no permaneciera
en la vid, así tampoco vosotros, si no permaneciereis en mí....
Porque separados de mí nada podéis hacer' (S. Juan 15: 4, 5). Así
también vosotros necesitáis del auxilio de Cristo, para poder vivir una vida
santa, como la rama depende del tronco principal para su crecimiento y
fructificación. (pág. 60 y 61)
Elena
de White Pareciera no entender el significado de la palabra “nada”. El párrafo bíblico allí
mencionado no dice nada acerca de un “auxilio” ni de una colaboración por parte
de Cristo en la vida de un cristiano, tampoco habla de una vida santa.
Una
persona que no conoce a Cristo, después de leer ese versículo bíblico podría
plantear lo siguiente:
-He
hecho muchas cosas en mi vida, soy una persona de trabajo, soy exitoso, mis
logros son buenos y así ayudo a mucha gente también-.
¿Cómo
es la biblia dice que no puedo hacer nada?
Por
no poder contestar esa pregunta, pensará que la biblia miente. O tal vez creerá
que no hay que tomarla literalmente.
Elena
de White seguramente tampoco podía contestar esa pregunta. Ella no comprendió
el significado de la palabra “nada”, sencillamente porque no conocía a Cristo. Entonces
encontró una salida, un punto medio:
“necesitáis
del auxilio de Cristo, para poder vivir una vida santa”
El
siguiente es un párrafo extraído de la Wikipedia, se encuentra bajo el título:
Falacia. Teniendo en cuenta lo que dice ese artículo, podríamos suponer que
toda esa enseñanza de la autora es una falacia.
Falacia del punto medio
o falacia del compromiso o falacia de la moderación: se genera al
asumir que la conclusión más valida o certera es la que se encuentra siempre
como compromiso entre dos puntos de vista extremos.
Esta
falacia viene del hecho de que con frecuencia una posición intermedia o
moderada suele ser correcta.
Es
posible que lo considerado como extremo es en realidad el hecho cierto.
- Ejemplo: «Algunas personas creen que Dios es poderoso y que todo lo sabe. Otras creen que Dios no existe. Parece ser razonable aceptar un término medio. Es decir, probablemente Dios exista pero no es siempre el más poderoso, el total omnisciente, ni el más bueno»
Párrafo 8
Cuando Cristo se humanó, se unió a sí mismo a la humanidad con un lazo
de amor que jamás romperá poder alguno, salvo la elección del hombre mismo.
Satanás constantemente nos presenta engaños para inducirnos a romper este lazo:
elegir separarnos de Cristo. (pág. 64)
Una
y otra vez, la autora ha ido reemplazado en todos sus escritos la palabra clave
del cristianismo: “creer”, por otras: “decidir” y “elegir”.
Otra
vez, el engaño pareciera no existir y la culpa es impuesta a los que no conocen
a Cristo.
El
párrafo menciona al engaño, pero descree de su efecto sobre las personas.
Describe a un engañado como alguien capaz de hacer una elección libre,
voluntaria y consiente. Lo describe como a alguien que ya ha hecho esa
elección.
“la elección del hombre mismo.”, es la
frase clave del párrafo. La pregunta es: ¿esa elección es libre?
La
biblia enseña que las personas a las que Cristo libera son verdaderamente
libres. Evidentemente la autora no creía en eso, por eso habla de “elegir”.
Solamente
una persona libre puede elegir. Sin embargo, la autora está pidiéndole a una
persona, que aún no ha sido liberada por Cristo, que haga una elección
libre.
“salvo la elección del hombre mismo”.
¿Y
la ignorancia? ¿Y el engaño? Estar engañado no es una elección: es una forma de
ignorancia. Es creer en una mentira sin saberlo, por tener apariencia de
verdad.
Si
lo que dice el texto fuera verdad, entonces la tarea de evangelizar ya no consistiría
en dar a conocer las buenas noticias del reino de Dios, sino que consistiría en
salir a tratar de convencer a la humanidad que desista de su postura y se
retracte de lo que ellos han elegido, y que elijan a Cristo. De hecho es lo que
hace la autora en todos sus escritos, convence a las personas, pero lo hace
metiendo miedo, amenazando, persuadiendo, utilizando falacias y engañando.
Hay
niños que nacen en villas miserias, algunos crecen en un entorno donde no se
conoce a Cristo, maduran y crecen en un entorno hostil, tal vez en la droga o
delincuencia, algunos mueren jóvenes. ¿Han elegido separarse de Cristo? No, no
lo han hecho. Que poca compasión tenía Elena de White por ellos.
Hay
muchísimas personas que creen conocer a Cristo, pero no lo conocen. Asisten a
una iglesia cristiana y aun así no lo conocen. Estos están engañados, no es que
hayan hecho la elección de separarse de Él.
Cristo
dijo en la cruz:
“Padre; perdónalos porque no
saben lo que hacen”. (Lucas 23:34)
¿Es
que tal vez, Elena de White creía que es lo mismo decir: Padre; perdónalos
porque han elegido no saber lo que hacen?
¿Elena
de White creía que Cristo le mintió a Dios?
Párrafo 9
La oración
no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él. (pág. 82)
Esa es una creencia anti
bíblica, una blasfemia, una negación de la comunión con Dios a través de Cristo
y como si todo eso fuera poco, posiciona a los que no oran en un plano
inferior.
La autora no reconoce
siquiera la veracidad de las palabras de la oración que Cristo enseñó: “venga a
nosotros tu reino”.
“no baja a Dios hasta nosotros”
La autora niega que Dios nos
haya enviado al Espíritu Santo, no cree que Cristo esté con nosotros, o en su
defecto, no cree en la comunión con Dios a través de Cristo.
Párrafo 10
Dios quiere
que el hombre haga uso de la facultad de razonar que le ha dado; y el estudio
de la Biblia fortalece y eleva la mente como ningún otro estudio puede hacerlo.
(pág. 98)
Este es un párrafo anti
bíblico. No existe en toda la biblia ni un párrafo que apoye o siquiera insinúe
esa idea: razonar.
“Dios quiere que el hombre haga uso de la facultad de
razonar”
Es una frase muy engañosa. Primero, otra vez, les otorga la
culpa a las doctrinas erróneas, insinúa que por causa de no razonar, están
equivocadas, lo cual no solamente no es verdad, sino que es precisamente al
revés.
Por otra parte, les hace creer a los que estudian la biblia
razonando, que están en el camino correcto. Así se niega como siempre la
existencia del engaño.
Párrafo 11
Si tenemos siempre presentes las acciones egoístas e
injustas de otros, encontraremos que es imposible amarlos como Cristo nos ha
amado; pero si nuestros pensamientos se espacian continuamente en el
maravilloso amor y piedad de Cristo por nosotros, manifestaremos el mismo
espíritu para con los demás. (pág. 108)
Huir: es otra enseñanza
reiterativa de Elena de White. Muy al estilo Forrest Gump, los que crean en esa
enseñanza se pasarán la vida huyendo de todo, en este caso, la autora incluso
está enseñando a huir de uno mismo, de nuestros propios pensamientos.
El párrafo anterior enseñaba
a razonar. Aquí se evidencia el error, porque es por razonar que se tienen
siempre presentes las acciones injustas de los otros.
Llamativamente, el párrafo
ahora enseña a dejar razonar. Ya no hay que razonar más, dice que hay que
distraer la mente en otros pensamientos, contradiciendo la orden divina del
párrafo anterior.
Si tenemos siempre presentes
las injusticias de los otros es porque siempre los estamos juzgando, eso no
hace un verdadero cristiano. Los que hacen eso deberían revisar su doctrina, pero
nunca hacer lo que dice la autora, distraer el pensamiento en otra cosa.
Si tenemos siempre presentes
las injusticias de los otros, es porque no conocemos la justicia de Dios, sólo
conocemos la justicia de las personas.
Si tenemos siempre presente
las acciones egoístas de los otros, es porque nosotros somos egoístas también.
La biblia enseña a poner la
otra mejilla, no a distraer o desviar el pensamiento. Ante estas situaciones,
la biblia enseña a quedarse y enfrentar la situación.
Enfrentar la situación, evita
justamente que haya ese tipo de cristianos que se creen verdaderos pero no
pueden evitar juzgar a los otros y hallarlos culpable se ser egoístas e
injustos.
Poner la otra mejilla sirve
para enmendar nuestros propios errores. El que nos abofetea es alguien que señala
esas fallas. En este caso, ese egoísta nos está enseñando algo, nos está
mostrando lo que nosotros somos.
¿Qué harán los que no pueden
amar a los egoístas cuando se encuentren con un enemigo de verdad, o con
alguien que los persigue para matarlos? ¿Huirán aún más lejos?
“Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y
al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica”. (Lucas 6:29)
La biblia enseña, o mejor
dicho, ordena a enfrentar la situación. Elena de White enseña a huir de ella.
Para colmo dice que hay que hacerlo recurriendo a los pensamientos. Eso no es
renunciar a uno mismo, es recurrir a uno mismo.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mateo 16:24)
Párrafo 12
Entonces los redimidos serán recibidos con gozo en el
lugar que Jesús les está preparando. Allí su compañía no será la de los viles
de la tierra, mentirosos, idólatras, impuros e incrédulos, sino la de los que
hayan vencido a Satanás y que por la gracia divina hayan adquirido caracteres
perfectos. Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí,
habrá sido quitada por la sangre de Cristo (pág. 113)
Este es otro de los párrafos escritos por Elena de White que bien podría
titularse: la gran esperanza.
No sólo la ausencia de las tendencias pecaminosas le daría un gran
alivio a la autora, sino que también la ausencia de esos pecadores lo haría.
La sangre de Cristo salva a los pecadores, pero Elena de White no lo
creía así, ella creía que esa sangre le salvaría a ella de los pecadores.
Esa era su esperanza, eso confirma que toda su vida reprimió sus tendencias
pecaminosas e incluso reprimió el odio que tenía hacia la humanidad que hacía
lo que ella no podía, en el paraíso sería librada de eso como premio.
El párrafo tiene como un aire de triunfo, no muestra esa situación como
lamentable. No propone nada para hacer ahora para que eso no pase, no ofrece su
vida por esos pecadores, no les tiene compasión, no le da pena, no parecieran
tener esperanza de salvarse, ni ella parecía tener esperanza de hacer algo para
cambiar la situación. Disfruta por adelantado el momento en que esos pecadores
a los que, seguramente repudia mucho, ya no estén.
¿Cuántos de esos viles de la tierra ha pasado hambre alguna vez sin que
Elena de White le diera algo de comer? Igual se alegraba de que algún día ya no
existirían.
¿A eso le llama esperanza, que ya no estén? ¿Por qué en vez de escribir
ese párrafo no escribió una oración pidiendo tener la oportunidad de darles de
comer o de vestir? ¿No se le ocurrió intercambiar su entrada al cielo por
aunque sea uno de ellos?
Lo más llamativo del párrafo es la lista de los que ya no estarán
haciéndole compañía:
“Viles, mentirosos,
idólatras, impuros e incrédulos”.
Obviamente la lista está incompleta, no se podría pretender que en el
libro aparezcan todas las formas de pecar. De todas maneras, es oportuno,
agregar un par más de ítems a la lista.
Miedosos, ingenuos, culposos, serviles, reprimidos, distraídos, hipócritas,
engañadores, dogmáticos, engañados, soberbios espirituales, los que tienen
dudas no confesadas, los que juzgan a otros, los que no les dan de comer a los
que tienen hambre, los que no aman a sus enemigos.
Aunque con haber mencionado a los engañados, ya hubiera sido más que
suficiente.
Párrafo 13
Aun los
niñitos se sentían atraídos hacia él. Les gustaba subir a sus rodillas y
contemplar ese rostro pensativo (pág. 8)
Hablaba con el mayor tacto, cuidado y misericordiosa
atención, en su trato con las gentes. (pag.9)
Habían rechazado al Salvador, mas él los consideraba con piadosa
ternura. (Pág. 9)
Nunca fue áspero, nunca habló una palabra severa innecesariamente, nunca dio
a un alma
sensible una pena innecesaria. (pág. 9)
Todos
esos párrafos se refieren a Cristo. Son formas de expresarse que contienen
términos muy engañosos y mentirosos que utiliza la autora para elogiar a Cristo.
Los
humildes no necesitan tacto ni gran tacto, ni “mayor tacto” para hablar verdades, menos aún Cristo.
La
autora dice que Cristo le prestaba “misericordiosa
atención” a la gente. La atención que Cristo tenía con la gente, era
absoluta y total, llamarla: misericordiosa,
es hacer una observación parcial y rebajarla demasiado.
El párrafo dice que Cristo “nunca dio a un alma sensible una pena innecesaria”, esa es una
observación parcial, porque tampoco dio una pena innecesaria a un alma poco
sensible. Nunca hiso nada innecesario.
La
frase “nunca fue áspero”, es usada
por la autora para hacer otra observación parcial de Cristo. Siempre que se
estudie la vida de Cristo y sus enseñanzas, las observaciones parciales son
falsas.
La
frase: “piadosa ternura”, proviene de la imaginación de la autora.
¿Cómo
se hace para llamarle: hipócrita, a alguien con “piadosa ternura”?
¿Cómo
se puede llamar a algunos: raza de víboras, con el “mayor tacto”?
¿Cómo
se hace para decirle a alguien: hijo del diablo, “sin asperezas”?
¿Cómo
se puede llamarle a algunos: sepulcros blanqueados, con “cuidado y misericordia”?
Comparemos todo esto con el
siguiente párrafo:
“Hay muchos que tienen ideas muy erróneas sobre la vida y el
carácter de Cristo. Piensan que carecía de calor y alegría, que era austero,
severo y triste. Para muchos toda la vida religiosa se presenta bajo este
aspecto sombrío”. (pág. 108)
Será por eso que la autora
escribió todo eso acerca de Cristo, sería para refutar esa falsa imagen que se
tiene de Él. Pero se fue al otro extremo. Lo describen como a un grande,
adulándolo.
Todos los siguientes son
atributos anti bíblicos:
“rostro pensativo” (pág. 8)
“mayor tacto,
cuidado y misericordiosa atención”
(pag.9)
“Nunca fue
áspero”. (pág. 9)
“piadosa
ternura”. (Pág. 9)
Con todas esas frases, la autora intenta elogiar a Cristo.
El siguiente párrafo bíblico cuenta el caso de una persona que intentó hacer lo
mismo, elogiarlo:
“Al salir él para
seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le
preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo:
¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios”. (Marcos
10: 17-18)
La adulación es una
injusticia. Engaña. Es despreciable siempre el adulón, aun cuando lo hace por
una especie de benevolencia vulgar o por el deseo de agradar a cualquier
precio. Racine, en Fedra, lo creyó un castigo divino: Detestables aduladores,
presente el más funesto que pueda hacer a los reyes la cólera celeste.
José
Ingenieros (El hombre mediocre)
Párrafo 14
No están
dispuestos a esperar pacientemente hasta que Dios juzgue oportuno revelarles la
verdad. Creen que su sabiduría humana sin auxilio es suficiente para hacerles
entender las Santas Escrituras y, cuando no pueden hacerlo, niegan virtualmente
su autoridad. (pág.
97)
El párrafo dice que algunas
personas no encuentran la verdad por falta de paciencia. Predice que los que
así actúan, negarán la autoridad o veracidad de la biblia.
Sin embargo la biblia nos da
una enseñanza totalmente distinta y opuesta a la del párrafo.
Oportuno es recordar ese
párrafo bíblico que la autora mencionó en el párrafo 4, el cual refuta la idea
de que hay que tener paciencia.
"¡He aquí ahora es el
tiempo acepto! ¡He aquí ahora es el día de salvación!"
(2 Corintios 6: 2).
En principio hay que tener en
cuenta que los que leen la biblia buscando la verdad son necesitados
espirituales. Según la biblia, ellos son los dueños del reino de Dios. Según
Elena de White, deben esperar pacientemente.
“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos
es el reino de los cielos.” (Mateo 5: 3)
La versión “Dios habla hoy”
(biblia evangélica) dice lo siguiente:
“Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el
reino de Dios les pertenece”. (Mateo 5: 3)
Elena de White, seguramente
leyó mal, ella entendió lo siguiente: Bienaventurados los pobres en espíritu
que están dispuestos a esperar pacientemente, porque Dios en algún momento,
juzgará oportuno revelarles la verdad.
Puede que el párrafo se
refiera a aquellos que buscan en la biblia algo que les dé la razón a sus
propias ideas. Buscan un apoyo bíblico a creencias que ya tienen, pero cuando
no la encuentran, denuncian que la biblia no contiene la verdad.
También podría ser que se
refiera a los que desde un principio no han reconocido su necesidad espiritual
pero igual buscan a ver si encuentran alguna verdad.
Es verdad que todos esos
tipos de personas existen, la enseñanza de la autora, en vez de enseñarles cómo
deben hacer para encontrar la verdad, les dice que hay que esperar
pacientemente, eso empeora la situación porque esos equivocados terminarán
encontrando un apoyo bíblico a sus errores.
Este párrafo es un ejemplo
más de una de las técnicas para engañar utilizada por la autora: el contraste
engañoso.
Aquí se denuncia como errónea
a la acción de buscar en la biblia sólo lo que se quiere encontrar. Luego se
contrasta esa mala actitud con otra opuesta, esperar pacientemente la
inspiración divina. Por ser esa otra acción opuesta a la errónea, quedará así
como si fuera la correcta. Pero no, porque esos dos extremos son métodos
incorrectos, usados astutamente por la autora para engañar.
La biblia enseña la manera de encontrar
la verdad, un procedimiento que no tiene nada que ver con esperar
pacientemente.
Únicamente los que pongan en práctica
la palabra, encontrarán la verdad.
“Sed hacedores de la
palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos”. (Santiago 1:22)
“Por tanto,
cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a
un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca;” (mateo 7:24)
“Muchos me dirán en aquel día: ``Señor, Señor, ¿no profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? Y entonces les declararé: ``Jamás os conocí; APARTAOS DE MI,
LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD. Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone
en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca”
(Mateo 7: 22-24)
“Todo el que viene a mí y oye mis palabras y las pone en
práctica, os mostraré a quién es semejante: es semejante a un hombre que al
edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una
inundación, el torrente dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo
moverla porque había sido bien construida”. (Lucas 6: 47-48)
Párrafo 15
“La
guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás hayamos
tenido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere
una lucha; mas para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes
a Dios”. (El camino a Cristo Pág. 38)
Luchar
contra uno mismo, dice la autora. ¿Qué significa? La situación podría verse de
la siguiente manera: hay una parte de nosotros que quiere entregarse a Dios y
otra no. El párrafo da a entender que la parte que quiere entregarse a Dios
debe luchar una gran guerra contra la otra parte hasta vencerla.
La
autora podría haber planteado otra cosa más pacífica. ¿Por qué en vez de
proponer la guerra no propuso la paz? La parte que no quiere entregarse a Dios
es la que declara la guerra, una posible solución sería en ir hasta esa parte y
convencerla de que no pelee más.
Pero
eso tampoco es enteramente correcto porque el concepto de la guerra es erróneo
desde un principio. Esa parte que no quiere entregarse a Dios en realidad nunca
hace una guerra ni pelea como insinúa la autora; al contrario: huye y se
esconde. No quiere entregarse a Dios porque en Él hay verdad y la persona
prefiere la mentira que es más cómoda por estar acostumbrada a ella. Huye
porque tiene miedo de encontrarse con la verdad.
Párrafo 16
Tal vez
alguno no podrá decir el tiempo o el lugar exacto, ni trazar toda la cadena de
circunstancias del proceso de su conversión; pero esto no prueba que no se haya
convertido. Cristo dijo a Nicodemo: "El viento de donde quiere sopla, y
oyes su sonido, mas no sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo aquel
que es nacido del Espíritu" (S. Juan 3: 8). Así como el viento es
invisible y, sin embargo, se ven y se sienten claramente sus efectos, así obra
el Espíritu de Dios en el corazón humano. El poder regenerador que ningún ojo
humano puede ver, engendra una vida nueva en el alma; crea un nuevo ser
conforme a la imagen de Dios. Aunque la obra del Espíritu es silenciosa e
imperceptible, sus efectos son manifiestos. (El camino a Cristo pág. 50)
Es llamativamente ingenuo el error que se comete aquí. La autora
confunde al Espíritu, con la persona que es nacida del Espíritu.
Ella dice que el Espíritu es como el viento. Pero la biblia dice que
la persona es como el viento.
Refiriéndose a la persona, La biblia dice:
“No sabes de dónde viene,
ni a dónde se va”
Refiriéndose al Espíritu, Elena de White dice:
“Es invisible, sin
embargo se ven y sienten sus efectos”
Más allá de ese error, el concepto
general de la enseñanza es totalmente erróneo:
“Tal vez alguno no
podrá decir el tiempo o el lugar exacto, ni trazar toda la cadena de
circunstancias del proceso de su conversión”
¿De qué parte de la biblia habrá sacado
esa idea? De ninguna parte, eso no aparece en la biblia.
La conversión del apóstol Pablo, refuta
lo dicho por la autora. Absolutamente todas las enseñanzas que Cristo dio con
respecto a ese tema, refutan esa idea.
Párrafo 17
Es verdad
que muchas teorías y doctrinas que se consideran generalmente derivadas de la
Biblia no tienen fundamento en ella y, a la verdad, son contrarias a todo el
tenor de la inspiración. Estas cosas han sido motivo de duda y perplejidad para
muchos espíritus. No son, sin embargo, imputables a la Palabra de Dios, sino a
la perversión que los hombres han hecho de ella. (pág. 97)
Este párrafo no parece estar
intentando engañar, sin embargo comete un par de errores. Primero, no son los
hombres los que pervierten la Palabra de Dios, sino Satanás.
Por otra parte, la biblia
contiene verdades absolutas, en la persona de Cristo se encuentra la verdad, la
verdad está siempre en el centro de todo, por lo tanto, cualquier punto de
vista le queda bien. Es decir que sí, podemos imputarle a la palabra de Dios
que tenga la característica de ser tergiversada. La autora intenta negar eso
para convencer a sus seguidores de que, por estudiar mucho la biblia, no
terminarán engañados.
Esa perversión que los
hombres hacen de la biblia existe, de hecho son la mayoría. La solución a ese
problema no consiste en sencillamente dejar de pervertirla, se soluciona
haciendo lo que allí se enseña: escuchando la palabra de Dios y poniéndola en
práctica.