Los párrafos que aquí aparecen, pertenecen al libro:
EL CAMINO A CRISTO
escrito por Elena de White, fundadora de la iglesia adventista del séptimo día.
EL CAMINO A CRISTO
escrito por Elena de White, fundadora de la iglesia adventista del séptimo día.
Estos párrafos, casi todos ellos situados en la
página 39, enseñan una doctrina recurriendo a un mecanismo falaz y tiene como
objetivo establecer una mentalidad engañosa.
Por lo general, cuando una persona acepta y cree
en una enseñanza basada en una falacia, tendrá como resultado un doble daño. En
principio, creerá en una mentira que la falacia ha logrado disfrazar de verdad.
Después, esa falaz forma de pensar quedará incorporada en la persona para que
así no tenga recursos para discernir la verdad.
Los engañadores más sagaces pueden ir un poco
más lejos aún, apuntan directamente a la persona y no al tema que están
enseñando. Suelen exponer un tema y llegar a una conclusión verdadera, pero
haciendo un análisis falaz. Eso es porque el tema analizado es irrelevante, el
objetivo verdadero es la persona, que aprenderá a analizar así y entonces el
objetivo de engañar estará cumplido.
La persona engañada llevará consigo los
elementos que le harán pensar de la misma manera en situaciones similares. Ya
no se necesitará mentirle ni engañarle, él mismo tendrá incorporado el
mecanismo que distorsionará las verdades que escucha y disfrazará de verdad las
mentiras que dice, pero no se dará cuenta, sencillamente porque su estructura
mental le dirá que lo que dice o escucha es correcto.
Los siguientes párrafos tienen como objetivo
establecer en los creyentes cristianos una forma de pensar tal que les haga
creer en una doctrina anti bíblica. Sin embargo analizándolos detalladamente,
se puede observar que desde un principio estos párrafos parten de creencias
anti bíblicas.
Párrafo 1
El gobierno de Dios no está fundado en una
sumisión ciega y en una reglamentación irracional, como Satanás quiere hacerlo
aparecer. Al contrario, apela al entendimiento y la conciencia. (El camino a
Cristo pág. 38-39)
Lo que hay que destacar de este párrafo es el
contraste entre las dos posturas allí expuestas. Por una parte la sumisión
ciega, por otro está el entendimiento y la conciencia. El contraste entre dos
posturas opuestas será la constante en las enseñanzas de ese libro, aparecerá
también en los otros párrafos y será utilizado para que sus enseñanzas tengan
apariencia de verdaderas.
Funciona así: se hace una comparación entre una
verdad y su opuesto, entonces se concluye que el opuesto es mentira. El método
también funciona al revés, se compara una mentira con su opuesto, así queda el
opuesto como si fuera una verdad.
El párrafo dice que el gobierno de Dios apela al
entendimiento, además lo dice en contraste con la sumisión ciega, que según la
autora, es una idea satánica. Sin embargo, tanto la “sumisión ciega” como “apelar
al entendimiento”, son posturas incorrectas, pero expuestas así juntas son
parte de una artimaña: el contraste engañoso, así “apelar al entendimiento” queda
como la postura correcta.
Antes de explicar por qué apelar al entendimiento es una postura
incorrecta, conviene analizar la sumisión ciega.
Es verdad que Satanás quiere hacer creer que el
gobierno de Dios está fundado en la sumisión ciega, tiene varias razones para
hacerlo.
Primero, hay quienes creen que la sumisión debe ser ciega,
así Satanás logra engañar sometiendo ciegamente a los fieles de
alguna iglesia cristiana para que hagan ciegamente todo lo que allí se dice,
que aprueben todas sus actividades y acepten los dogmas de la iglesia. Así
creerán ser cristianos verdaderos cuando no lo son.
Seguramente a ese grupo de personas apunta la
autora cuando denuncia la sumisión ciega. Es decir que parte de lo que la
autora dice en ese párrafo es verdad.
Pero Satanás tiene otro objetivo, son los que no
conocen a Cristo, pero sí conocen a los anteriormente descriptos. Por eso no
irán a ninguna iglesia cristiana, por no aprobar esa sumisión ciega que tienen.
Satanás hace creer que todos, aun los verdaderos cristianos tienen una sumisión
ciega, es por eso que los que le crean a Satanás tampoco irán a la iglesia
verdadera.
Cuando cualquiera de esas cosas pasa, Satanás
triunfa.
Finalmente está este otro objetivo, son los que
creen en Elena de White o en otros engañadores como ella. Saben que la sumisión
ciega es incorrecta, por eso aprueban su opuesto, a la doctrina que apela al
entendimiento y la conciencia, alegando que la doctrina verdadera es racional,
lo cual es aún peor que lo anterior.
Apelar al entendimiento es erróneo, porque lo
que hace el gobierno de Dios es otorgar entendimiento, no requerirlo. Sin
embargo, el párrafo habla de una manera creíble, de lo racional que es el
gobierno de Dios, eso es porque está siendo comparado con la sumisión ciega.
Cuando Cristo vive en una persona de fe, que ha
encontrado la luz de Cristo y la verdad y libertad provenientes de Dios, no del
mundo ni de su propia mente, hará muchas cosas que los demás podrían considerar
irracionales. Por ejemplo: amar a sus enemigos, perdonar, o ayudar a quien no
se merece, etc. Parece sumisión ciega.
Es difícil distinguir a un fanático de verdadero
creyente, normalmente ni siquiera ellos pueden hacerlo. Un fanático que tiene
sumisión ciega, no cree ser fanático ni cree tener fe ciega. Entonces, cuando
las personas que no conocen a Cristo rechazan la sumisión ciega, rechazarán
también al verdadero creyente, sencillamente porque no pueden diferenciarlo del
ciego sumiso, así otro objetivo satánico estará cumplido, que los verdaderos
cristianos sean rechazados, incluso perseguidos.
Los que le crean a la autora, rechazarán a todos
los que tengan sumisión ciega. Aun a los verdaderos cristianos, por la sumisión
ciega que aparentan tener. Después, creyendo estar rechazando a Satanás, huirán
hacia el otro lado, el lado opuesto, huirán hacia la racionalidad. Así caerán
en la trampa tendida para ellos de antemano.
La autora denuncia la sumisión ciega con ese
único propósito, lograr que el cristiano recurra al entendimiento y a lo
racional del gobierno de Dios que dice tener, cumpliendo así con lo que Satanás
quería lograr desde un principio. Creerán una mentira, porque la verdad es
totalmente distinta a lo dicho por la autora.
El gobierno de Dios no está basado en una
reglamentación racional, como dice Elena de White, ni apela al entendimiento ni
a la conciencia.
El gobierno de Dios está basado en la fe, es decir, creer en lo que no
se ve. Eso, incluso tiene más de sumisión ciega que de racional.
Existe mucha gente que no cree o no puede
aceptar, por ejemplo, la teoría bíblica de la creación; la virginidad de María;
el cielo y el infierno; la encarnación de Dios como hombre verdadero; el perdón
de los pecados por gracia; etc.
El razonamiento científico dice que María no
hubiera podido tener un hijo siendo virgen. El hombre de ciencias que apele al
razonamiento no podrá creer nunca en María virgen madre de Jesús. El punto
central es que el razonamiento en sí, lleva a muchos a rechazar todo lo bíblico
y al cristianismo también con toda su doctrina.
Eso demuestra que ni el razonamiento ni el
entendimiento son el camino para conocer la verdad cristiana.
Pero se pone peor, el razonamiento no solamente
impide creer en Cristo, sino que les hace creer a los que creen en un Cristo
falso que sí están haciendo lo correcto.
Lo mejor que se puede hacer para aclarar estos
temas es buscar puntualmente lo que la dice la biblia al respecto,
encontraremos que la idea de Elena de White es totalmente contraria a lo que
allí se enseña.
Cada vez que Cristo daba enseñanzas a sus
discípulos acerca todo lo que ellos mismos podían llegar a hacer por fe,
utilizaba ejemplos totalmente irracionales. ¿Casualidad?
“Respondiéndole Pedro, dijo: Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti
sobre las aguas. Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre
las aguas, y fue hacia Jesús. Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y
empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame! Y al instante Jesús,
extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué
dudaste?” (Mateo
14: 28-31)
“Y llegándose a Él, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Y Él les dijo:
¿Por qué estáis amedrentados, hombres de poca fe? Entonces se levantó,
reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y los hombres se
maravillaron, diciendo: ¿Quién es éste, que aun los vientos y el mar le
obedecen?” (Mateo
8: 25-27)
“Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Rabí, mira, la higuera que
maldijiste se ha secado. Y Jesús respondió, diciéndoles: Tened fe en Dios. En
verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: ``Quítate y arrójate al
mar, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido”. (Marcos 11: 21- 23)
Hay algo constante en estos tres párrafos, es lo
irracional de esas acciones realizadas por Cristo.
¿Puede alguien decir qué tiene de racional
caminar sobre las aguas, secar una higuera o arrojar una montaña al mar? Ni
siquiera tienen un propósito razonable. Ordenar calmar los vientos pareciera
ser la excepción, porque al menos tuvo un propósito práctico, pero aun así no
es posible explicarlo o entenderlo con razonamientos, menos aún lograr eso con
razonamientos.
Hay muchos otros párrafos bíblicos que muestran más
irracionalidades parecidas a estas.
En la misma página, sólo unos párrafos atrás, la
autora dice lo siguiente:
Estamos enredados fuertemente en los lazos de Satanás, por el cual hemos
"sido apresados para hacer su voluntad" (2 Timoteo 2: 26). (pág. 38)
Hemos sido apresados por Satanás, hacemos su
voluntad y estamos enredados fuertemente en sus lazos; sin embargo la autora
apela a nuestra racionalidad, apela al entendimiento y a la conciencia para
encontrar a Dios. El resultado será que encontraremos a un Dios falso. Otro
triunfo de Satanás, y logro de Elena de White.
La autora explica que Satanás no quiere que la
persona razone. Es obvio que eso es exactamente lo que él quiere, porque la
persona después de razonar, creerá haber encontrado la verdad cuando no lo ha
hecho. No puede, porque está apresado para hacer la voluntad de Satanás.
La autora usa la psicología inversa, denuncia
una falsa doctrina diciendo que es creación de Satanás, cuando en realidad ella
es su cómplice porque ella es la que la divulga en forma engañosa. Denuncia esa
doctrina Satánica y luego se refugia en Dios diciendo que Él apela a lo racional,
cuando jamás lo ha hecho.
Esa es la vieja estratagema del caballo de
Troya, ponerse del lado de los que uno quiere destruir, disfrazándose de que
están de su parte, para que lo acepten y una vez adentro, abrir las puertas
para que entre el enemigo.
En el siguiente párrafo bíblico, encontramos que
Cristo hiso una pregunta a sus discípulos:
“Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus
discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y
ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o
uno de los profetas”. (Mateo 16: 13, 14)
Nótese que en esa ocasión nadie contestó que
Cristo era un endemoniado, un charlatán, un rebelde revolucionario, un fanático
enceguecido, o un ignorante como lo hubieran hecho los que lo despreciaban;
sino que la respuesta que recibió estaba basada en el conocimiento, la
conciencia, la racionalidad y entendimiento que creían tener, todas las
opiniones eran seguramente bien intencionadas y bien fundadas en la razón y
entendimiento, todas estaban equivocadas.
El siguiente párrafo bíblico nos habla del
gobierno de Dios, gobierno que la autora dice que es racional, concienzudo y
entendido. Veamos qué tan racional es:
“Respondiendo Simón Pedro, dijo:
Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo
reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también te
digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas
del Hades no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los
cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates
en la tierra, será desatado en los cielos”. (Mateo 16: 16-19)
¿Puede alguien decir qué tipo de razonamiento
siguió Pedro para hacer esa revelación? Nótese que el párrafo bíblico dice: “esto
no te lo reveló carne ni sangre”
refiriéndose a la toda la humanidad de Simón Pedro, o incluso a toda la
humanidad.
En el mismo párrafo bíblico, Cristo explica que el
gobierno de Dios está fundado en esa revelación. Revelación, no deducción por
razonamientos. La autora, casualmente, utiliza el mismo término que utiliza
Cristo: “fundado”. La diferencia está en que Cristo dijo lo opuesto.
Esas son pruebas bíblicas de que el gobierno de
Dios no apela a la racionalidad ni al entendimiento.
Párrafo 2
El (Dios) no
puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente. Una
sumisión meramente forzada impedirá todo desarrollo real del entendimiento y
del carácter: haría del hombre un mero autómata. No es ése el designio del
Creador. El desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder creador,
alcance el más alto desarrollo posible. Nos presenta la gloriosa altura a la
cual quiere elevarnos mediante su gracia. Nos invita a entregarnos a él a fin de
que pueda hacer su voluntad en nosotros. A nosotros nos toca decidir si
queremos ser libres de la esclavitud del pecado para participar de la libertad
gloriosa de los hijos de Dios. (pág. 39)
El párrafo anterior hacía mención de una
sumisión ciega en contraste con la razón. Siguiendo con la misma mentalidad,
ahora se hace el siguiente contraste: por un lado la sumisión forzada, y por
otro un homenaje voluntario e inteligente.
Primero hace suponer, sin decirlo, que una
sumisión voluntaria a Dios permitirá el desarrollo del entendimiento, eso es lo
más engañoso del párrafo porque todos creen ser voluntarios, por eso todos se
creen entendidos en la palabra.
Hagamos un experimento, sólo para análisis, convoquemos
en un gran auditorio a todo aquel que se dice cristiano, que vengan miles de
todos los credos; luego preguntémosle cuántos de ellos son cristianos forzados,
nadie responderá que sí. ¿Eso quiere decir que todos tienen real entendimiento?
No, porque también están los engañados, entre esos cristianos que se llaman a
sí mismos voluntarios, podría haber muchos engañados. Son cristianos
voluntarios, pero eso no importa para nada, porque no han entendido la verdad.
La conclusión es que todos se creen voluntarios, todos se
creen entendidos de la palabra y nadie se cree autómata. Entonces, la única
razón de decir que Dios pide obediencia voluntaria es hacer creer a los
voluntarios que están en el lugar correcto.
En el párrafo anterior, la autora decía que Dios
apelaba al razonamiento, pues aquí es donde se pone en evidencia la forma de razonar
de la autora, dice que Dios no puede aceptar un homenaje que no se le dé
voluntaria e inteligentemente, para luego concluir que, de hacerlo, impedirá
todo desarrollo real del entendimiento y del carácter.
¿Y qué hay del infierno? ¿De pronto ya no es
importante? ¿No manda Dios al infierno a los pecadores, engañados y falsos
cristianos? La autora, esta vez, eludió mencionar a Satanás o su poder como lo
hacía casi siempre, eso es para atribuirle también a Dios esa racionalidad que
vez tras vez trata de imponer a la doctrina cristiana.
Por otra parte, el párrafo dice: “Dios no puede
aceptar”, atribuyéndole a Dios el rechazo, cuando en realidad, el que se somete
forzadamente es el que lo rechaza a Él. Ni siquiera se somete, sólo aparenta
hacerlo, cree hacerlo, acepta una sumisión para ser aceptado por Dios,
conservando intacta y oculta, incluso para él, su estructura mental anterior.
Ese es el que rechaza, no Dios como dice la autora.
La biblia dice que Dios está en todos y para
todos, eso es porque los acepta. El hombre, la persona, el pecador es el que
rechaza a Dios.
“Dios no puede aceptar” ¿Esa es otra más de esas
conclusiones de la autora basadas en su razonamiento?
En el párrafo anterior la autora se jactaba de
lo mucho que Dios quería que el hombre sea racional, entendido y concienzudo.
Seguramente por inercia ha concluido diciendo semejante disparate:
“El (Dios)
no puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente”.
“impedirá todo desarrollo real del entendimiento y del carácter”
De pronto Dios mismo se comporta razonablemente.
Sus designios, todos sus planes, sus acciones no son arbitrarias ni autoritarias
sino racionales y concienzudas como a Elena de White le gusta. Nótese los
detalles de esos párrafos, los une el razonamiento, la autora está describiendo
la forma de razonar de Dios, aparentemente la conoce bien y por eso puede
explicarla.
La autora le da así su total y absoluta
aprobación a Dios por su concienzuda manera de proceder. Ha observado bien a
Dios, ha estudiado sus designios, le ha juzgado y hallado justo y razonable.
Ahora que saben esto, los lectores de ese libro quedan con el permiso de la autoridad
máxima: Elena de White, para creer en Dios, pues tienen las razones para
hacerlo.
La autora, de a poquito le ha ido atribuyendo a
Dios tanta racionalidad que, como era su costumbre, se le fue la mano. Ahora
resulta ser que el rechazo de Dios ya no nos llevará al infierno o a las garras
del mismísimo Satanás y a todo su poder, sino que nos llevará a la falta de
entendimiento y al poco desarrollo de carácter.
No queda muy en claro si Dios ha aflojado un
poco con la severidad del castigo o si eso es un agravante del infierno. ¡Qué
castigo tan terrible! Los sumisos, los cristianos forzados y autómatas irán al
infierno, para colmo sin entendimiento y sin carácter.
Más bien parece un atenuante del infierno, los que irán allá serán autómatas,
es decir no discernirán acerca de su condición; tampoco tendrán entendimiento,
es decir que ni siquiera entenderán mucho lo que les pasará. En cambio, si los
inteligentes y libres fueran al infierno, comprenderán y manifestarán
enérgicamente lo mucho que no desean estar allí.
Nótese que están tan bien entremezclados los
conceptos en el párrafo, que las mentiras que dice pasarán desapercibidas por
encontrarse mezclada entre verdades.
“Él no puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e
inteligentemente”
“Una sumisión meramente forzada impedirá todo desarrollo real del
entendimiento y del carácter”
La inteligencia debe ser utilizada para buscar a
Dios, esa es la parte verdadera del primero de esos dos párrafos. Pero la
inteligencia no puede entender sus designios, esa es la parte falsa del segundo
párrafo.
Quien trate de encontrar racionalidad en Dios,
la encontrará erróneamente. Asimismo el que no la halle, también estará en un
error porque eso lo llevará al escepticismo; o peor aún, aceptará la doctrina
por dogma.
Quien halle razonable a Dios comete un error,
primeramente por haberlo juzgado, pero también por haberlo rebajado a su propio
nivel de entendimiento. Ese dios es falso, no es otra cosa más que un reflejo o
proyección de su propia mente.
Quien no lo halle razonable estará haciendo lo
mismo, porque rechazará a un dios falso, después de juzgado como si fuera
verdadero.
Por otra parte, puede ser verdad que una
sumisión forzada no lleva al entendimiento, pero no lo impide como asegura la
autora.
Pero ¿Qué dice la biblia sobre un homenaje
inteligente y voluntario a Dios, en contraste con otro forzado o autómata?
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. (Mateo 25: 34-40)
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. (Mateo 25: 34-40)
¿Dónde están, en ese párrafo bíblico, los
entendidos y los consientes? Los aprobados por el Rey incluso parecen haber
actuado como autómatas, o al menos no tenían conciencia de toda la situación,
ni siquiera actuaron siguiendo algún razonamiento. Ese párrafo bíblico
demuestra que la autora ha mezclado sutilmente los conceptos.
Primero: la autora indica que el homenaje
voluntario y el real entendimiento están siempre juntos.
Por otra parte, la autora muestra la sumisión
forzada y la falta de entendimiento también siempre juntas.
Sin embargo, ese párrafo bíblico muestra que esa
no es la realidad del verdadero cristiano y refuta totalmente la postura de la
autora.
Nótese que los aprobados por el Rey no poseen
real entendimiento, sin embargo aun así no son forzados. Por otra parte
demostraron ser inteligentes, pero aun así actúan como si fueran autómatas.
Toda esta situación incoherente planteada por la
autora, es resultado de uno o dos errores que el párrafo ha cometido, para
algunos muy evidentes. Sin embargo puede que para otros pasen desapercibidos,
por lo que vale señalarlos.
Primero: el párrafo dice que una sumisión
forzada hará del hombre un autómata, eso no es verdad, una sumisión forzada no
dará ese resultado. Es como si alguien dijera que no hay que obligar a los
niños a ir la escuela, para que no se conviertan en autómatas, dejarlos
tranquilos para que sean libres.
Es como esclavizar a un pueblo que era libre, se
puede hacer pero no totalmente porque sus mentes seguirán libres, al menos por
un tiempo. Sin embargo, luego de pasar mucho tiempo de esclavitud, de varias
generaciones de estar acostumbrados a la situación, de linchamientos
presenciados por ellos y otros tipos de lavado de cerebro, se someterán también
con la mente, creerán que ser esclavo es lo correcto. Entonces sí, serán
autómatas.
Pero la autora no está hablando de esclavizar,
sino de liberarse de la esclavitud del pecado.
La situación es la misma al revés, no se puede
hacer libre a un esclavo solamente dejándole ir, no lo será. Se someterá a su
nueva vida pero mentalmente seguirá siendo un esclavo, copiará las costumbres
de los libres y actuará como ellos, pero todo será sólo en apariencias. Él
mismo creerá ser libre, debido a que todo eso lo hará por decisión propia,
puede que hasta crea que todos hacen lo mismo que él.
Por esa razón, al esclavo hay que obligarlo a
ser libre, recién después de que lo haya logrado, dejarlo ir.
Es exactamente lo que hiso Dios con su pueblo,
al que lo liberó de la esclavitud de Egipto. Primero necesitó obligarles a ser
libres, ese fue el motivo de la existencia de aquel primer pacto, las leyes
antiguas estaban allí para obligar a los esclavos a liberarse, ellos fueron
obligados bajo pena de muerte a cumplir con esas leyes.
Incluso estaban obligados a descansar un día a
la semana. Estableció un día como día de descanso y adoración y los obligó a
cumplir bajo pena de muerte también. Sin embargo la autora dice:
“Él no puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e
inteligentemente”.
Dios, primero liberó a su pueblo de la
esclavitud mediante leyes que lo obligaban a ser libres. Luego, la presencia de
Cristo fue el resultado de todo ese plan elaborado por Dios. Cristo los liberó
de las antiguas leyes que debían cumplirse como parte del pacto. Eso es porque
el pueblo de Dios ya estaba preparado para liberarse totalmente.
Finalmente la muerte de Cristo, no solamente nos
liberó del juicio que nos correspondía, sino que pagó Él el precio del pecado
que nos tocaba pagar, de esa manera nos deja sólo una tarea que realizar:
creer. Ahora sí, somos verdaderamente libres para amar.
En resumen: no se pude admitir la idea de que
una sumisión forzada a Dios hará a un hombre un mero autómata.
Hay otro error que comete el párrafo, dice que a
nosotros nos toca “decidir” si queremos ser libres de la esclavitud del pecado,
eso no es verdad. A nosotros nos toca creer, pues ya somos libres.
“a nosotros nos toca decidir
si queremos ser libres de la esclavitud del pecado para participar de la
libertad gloriosa de los hijos de Dios”.
Otra vez el contraste engañoso, aquí se
contrasta la esclavitud del pecado con la libertad gloriosa. Si bien esos dos
términos son opuestos, no es correcto ponerlos en contraste como si fueran las
únicas opciones al momento de decidir.
“A
nosotros nos toca decidir si queremos ser libres”, es una frase
contradictoria en sí misma, porque si nos toca decidir quiere decir que ya
somos libres. No sólo es contradictoria sino que es engañosa, un esclavo puede
que no conozca la libertad, puede que sea como el anteriormente descripto, que
haya sido liberado y actúe como si conociera la libertad cuando en realidad no
la conoce; “decide” proceder de ese modo por ignorancia, creerá que todos son
como él. Actuará como si fuera libre cuando no lo es. ¿Qué tiene de gloriosa
esa libertad?
“A
nosotros nos toca decidir” no parece otorgarnos mucha libertad que digamos.
El que es verdaderamente libre podría reservarse el derecho de no tener que
decidir.
“A nosotros nos toca decidir”, es una frase que está
acusando a los incrédulos de no aceptar a Cristo, esa acusación en falsa.
Pudiera ser que ellos, en realidad, no conozcan la verdadera libertad; si la conocieran,
de seguro aceptarían, ni siquiera tendrían que decidir.
Por otra parte está dando la aprobación a los
cristianos por haber elegido bien, sin embargo, pudiera ser que esos cristianos
se comporten como el esclavo aquel, liberado y que actúa como si fuera libre
cuando en realidad no lo es y ni siquiera se da cuenta.
Entonces, primero a nosotros nos toca creer, no
“decidir” como dice el párrafo. Después nos toca la tarea de dar las buenas
noticias a los que no lo saben.
La autora dice que a nosotros nos toca decidir,
sólo para no atribuirle a Dios un abuso de autoridad en el hecho de que Él haya
decidido por nosotros la liberación. De hacerlo, le despojaría de esa
racionalidad que le ha atribuido antes.
Pues, le guste o no a la autora, la verdad es
que sí lo ha hecho. Nosotros no tenemos que decidir nada. La única forma en que
una persona puede ser verdaderamente libre es creyendo en Cristo. Nadie puede
liberarse sólo porque ha decidido o procurado hacerlo.
La diferencia entre un cristiano verdadero y el
que no lo es, está en creer. Creer, la base del cristianismo y de la fe, Elena
de White dice: decidir.
Analizando todo esto, es imposible darle la
razón a alguien que dice que a nosotros nos toca decidir, eso no es verdad.
Tampoco se pude admitir la idea que una sumisión forzada hará a un hombre un
mero autómata, eso tampoco es verdad. Las dos cosas fueron dichas por alguien
que evidentemente no conocía la libertad, con el agravante de que decía tener
inspiración divina.
El párrafo continúa diciendo que Dios quiere
elevarnos a la gloriosa altura y que el hombre alcance lo más alto, todo eso es
anti bíblico.
“y les dijo: El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y
el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el que es más
pequeño entre todos vosotros, ése es grande.” (Lucas 9:
48)
Finalmente dice que Dios “nos invita a entregarnos a Él a fin que haga su voluntad con nosotros”.
Ese párrafo dice una verdad. Sin embargo, la
autora no enseña a entregarnos a Dios. Al contrario, dice que a Dios y a su
gobierno se lo conoce apelando a la racionalidad, lo cual está claro que no es,
en absoluto, entrega.
Quien le crea a Elena de White, creerá que someterse a Dios
consiste en hacer lo que ella ha predicado antes, aplicará esa doctrina
creyendo que así, Dios hace su voluntad en él, creerá que posee todo el
entendimiento gracias a que se ha sometido voluntariamente.
Eso es un logro de Elena de White quien
tergiversa la doctrina cristiana disfrazándola de lo que no es: razonable.
También califica a su propia doctrina de razonable, lo cual sí es, razonable y
engañosa.
Párrafo 3
Al consagrarnos a Dios, debemos necesariamente
abandonar todo aquello que nos separe de él. Por esto dice el Salvador:
"Así, pues, cada uno de vosotros que no renuncia a todo cuanto posee, no
puede ser mi discípulo" (S. Lucas 14: 33). Debemos dejar todo lo que aleje
el corazón de Dios. Los tesoros son el ídolo de muchos. El amor al dinero y el
deseo de las riquezas son la cadena de oro que los tienen sujetos a Satanás.
Otros adoran la reputación y los honores del mundo. Una vida de comodidad
egoísta, libre de responsabilidad, es el ídolo de otros. Mas deben romperse
estos lazos de servidumbre. No podemos consagrar una parte de nuestro corazón
al Señor y la otra al mundo. (pág. 39)
El párrafo empieza bien y termina bien,
tergiversando todo lo que hay en el medio. Una forma de enredo así, tan bien
logrado, habría al menos que reconocérselo de alguna forma, por el artificio.
Al comienzo mismo la autora distorsiona un
párrafo bíblico y dice: “abandonar todo lo que nos separe de Él”, como si se
pudiera poseer algo o conservar algo que nos una a Él, o que no nos separe de
él. El párrafo da a entender que hay cosas que sí, podemos conservar. Esa no es
la enseñanza bíblica.
Lo peor de todo es que el párrafo explica eso y
a continuación dice: “es por eso que la biblia dice… y a continuación menciona
el párrafo bíblico. Son pocas las formas de predicar la verdad cristiana que
tengan, como esa, tanta evidencia de engaño. La autora manipula el versículo,
no lo trata como lo que es: palabra de Dios.
De pronto la biblia ya no contiene revelaciones
de Dios, sino que es Elena de White la que nos revela la mentalidad de quien
escribió la biblia.
El párrafo, siguiendo con el contraste engañoso,
presenta la acción de abandonar todo y la compara con otra acción,
supuestamente opuesta, que es la de aferrarse al dinero:
“El amor al dinero y el deseo de las riquezas son la cadena de oro que
los tienen sujetos a Satanás”
También denuncia como malos los deseos de
reputación y honores mundanos; comodidad, egoísmo y otros. Pues todo es anti
bíblico, la biblia dice: abandonar todo, no dice: abandonar las cosas
mencionadas por la autora.
Hacer un lista como lo ha hecho la autora, sirve
para engañar por omisión. Por ejemplo, el párrafo no dice nada acerca de
abandonar la conciencia, la racionalidad, la responsabilidad y el buen criterio
que algunos creen tener al servicio de su buena vida cristiana.
¿Y el engaño? ¿Por qué no está en la lista de
cosas que nos separan de Dios? Como era costumbre de la autora, al engaño ni
siquiera se lo menciona.
El entendimiento y la conciencia logrados a
través del estudio de la doctrina cristiana son totalmente inútiles, hay que
superarlos. Eso también es una cadena que une a Satanás, pero la autora de eso
no dice nada.
Únicamente entiende la verdad, superando el
entendimiento y la conciencia humana, es quien estudia las enseñanzas y las
pone en práctica, la biblia lo enseña así.
Elena de White denuncia la comodidad egoísta,
libre de responsabilidad. Eso lo dice alguien que no tiene ni idea de lo que
significa la libertad que Cristo otorga.
Una persona que ha conocido esa verdadera libertad,
podría haberle dicho a la autora que una vida egoísta puede tener de todo,
menos comodidad. El egoísta podrá creer estar cómodo, pero lo hace por
ignorancia, misma que tenía la autora. Cristo hace descansar a los trabajados y
cansados, los que han experimentado eso, nunca jamás dirán “cómodos” a los que
no conocen a Cristo.
Pero lo más llamativo es que denuncia la vida
libre de responsabilidad, lo hace sólo unas líneas después de ese versículo
bíblico que insta a renunciar a todo. El lector todavía no ha comenzado a
renunciar y ya se le está cargando de responsabilidad.
¿A qué responsabilidad se refería? ¿Atender a la
familia, trabajar, darle de comer a alguien que no tiene nada o ese tipo de
tareas?
¡No se puede creer que un verdadero cristiano
considere una responsabilidad hacer ese tipo de cosas!
Es obvio que la autora consideraba que ser
seguidor de Cristo requiere cierta responsabilidad, lo de renunciar a todo,
abruptamente ya no le importa nada. Esa ignorancia que demostró tener cuando
dijo que la vida del egoísta era cómoda, aquí sigue evidenciándose.
La autora menciona la responsabilidad en un
contexto donde se está hablando de cómo se hace para ser seguidor de Cristo.
Otra vez se cumple metódicamente el esquema del contraste engañoso. Aquí se
contrasta al irresponsable no cristiano, con otro muy responsable que quedará
visto como un verdadero cristiano.
Lo peor que le pudiera pasar a alguien que es
totalmente irresponsable, es hacerle caso a la autora, porque tomará como un
deber cumplir con todo eso y entonces creerá espuriamente que se ha convertido
en buen cristiano, cuando en realidad sólo se ha convertido en responsable.
Verá a los irresponsables como falsos cristianos, al igual que la autora,
mientras que él será más falso aun por estar engañado, engaño otorgado por
Elena de White. A una persona así, bien le vendría renunciar a la
responsabilidad que cree tener.
¿Pero qué dice la biblia sobre la idea de la
autora y la denuncia que hace acerca de actuar irresponsablemente?
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena
parte, la cual no le será quitada”. (Lucas 10: 41, 42)
Cabe recordar que Marta estaba trabajando para servir a Cristo. Casualmente, la autora también utiliza la palabra “necesaria”.
La autora dice: “debemos necesariamente abandonar todo lo que nos separe de Él”. Y
a continuación hace una lista.
La biblia dice: “Pero sólo una cosa es necesaria”
Qué pena que la autora no escribió sólo la
primer parte del párrafo y la última, así además de ahorrar tinta, nos habría
ahorrado la tarea de andar haciendo tantas observaciones y refutaciones. Podría
haber dicho por ejemplo:
“Al consagrarnos a Dios, debemos necesariamente abandonar todo. No
podemos consagrar una parte de nuestro corazón al Señor y la otra al mundo”.
No lo escribió así, por lo tanto los que le
hagan caso a la autora abandonarán muchas cosas, pero conservarán la
responsabilidad y la buena intención que tienen de romper los lasos de
servidumbre con el mundo.
Párrafo 4
Hay algunos que profesan servir a Dios a la vez
que confían en sus propios esfuerzos para obedecer su ley, formar un carácter
recto y asegurarse la salvación. Sus corazones no son movidos por ningún
sentimiento profundo del amor de Cristo, sino que tratan de ejecutar los
deberes de la vida cristiana como una cosa que Dios demanda de ellos, a fin de
ganar el cielo. Tal religión no vale nada. Cuando Cristo mora en el corazón, el
alma está tan llena de su amor, del gozo de su comunión, que se une a él, y
pensando en él, se olvida de sí misma. El amor de Cristo es el móvil de la
acción. (Pág. 39 y 40)
Otra vez el mismo esquema, empieza bien y
termina bien, la parte engañosa está en medio.
Todo lo que dice la primer parte del párrafo es
verdad, además está bien expuesto. Efectivamente hay gente así como allí se
describe, gente que profesa servir a Dios pero en realidad no ha entendido la
verdadera doctrina.
Este párrafo pareciera poner sensatez a todo el
engaño realizado anteriormente, pareciera que finalmente está dando una buena
enseñanza, advirtiendo sobre esas situaciones.
Pero no, porque la autora utiliza ese fragmento
verdadero, otra vez, como caballo de Troya. Tiene el objetivo de ser aceptada
por decir una verdad. Sin embargo, una vez adentro no va muy lejos, porque
tergiversa el mismo concepto verdadero que utilizó para entrar; lo amplia, lo
explica y así engaña.
La autora falsea los conceptos bíblicos en
cuanto a lo que significa entregarse a Cristo.
El párrafo es anti bíblico, no está puesto en
orden cronológico. Primero se debe renunciar a uno mismo para luego seguir a
Cristo, entonces morará en el corazón, la autora lo dijo al revés.
Elena de White dice:
“Cuando Cristo mora en el corazón, el alma está tan llena de su amor,
del gozo de su comunión, que se une a él, y pensando en él, se olvida de sí
misma”.
La biblia dice:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mateo
16:24)
Como si eso no hubiera sido suficiente, comete
otro error además del anterior, dice que el alma está tan llena del amor de
Cristo, del gozo de su comunión, que se une a Él. Como si se pudiera gozar de
su comunión sin antes haberse unido a Él. ¿La autora lo decía todo al revés?
Los corazones de las personas que lean y crean
lo que dice el párrafo son movidos por una mentalidad que los abruma, de tanto
pensar en una cosa, se han olvidado de lo otro. Eso es sumisión ciega.
Pero el párrafo va por más, dice que el
cristiano se olvida de sí mismo por pensar en Cristo, eso no solamente es una
forma infantil de enseñar la doctrina cristiana sino que la tergiversa, dice
que aceptar a Cristo tiene que ver con pensar. ¿De dónde habrá sacado eso? Eso no
está en la biblia, menos aún en las enseñanzas de Cristo.
La persona podría pensar en la imagen que tiene
de Cristo, la cual es falsa, ¿o no sabía la autora que hay cristos falsos?
Los pensamientos y la mente son parte de la
persona, recurrir a los pensamientos para ir a Cristo no es renunciar a uno
mismo, al contrario, es recurrir a uno mismo.
¿Pensar en Cristo? ¿De dónde habrá sacado la
autora semejante disparate? Eso tampoco está en la biblia.
Si alguien intenta lograr lo propuesto por la
autora conseguirá cierto estado mental que confundirá, probablemente de por
vida, con lo que es convertirse en seguidor de Cristo.
Nótese que el párrafo enseña cómo se hace para
aceptar a Cristo y tenerlo en el corazón, pero lo explica desde el punto de
vista de alguien que razona, casi como si fuera una fórmula.
“Cuando Cristo mora en el corazón, el alma está tan llena de su amor,
del gozo de su comunión, que se une a él, y pensando en él, se olvida de sí
misma”
Para poder decir ese tipo de mentiras es que la
autora había enseñado antes que Dios apela al entendimiento y la conciencia, lo
hiso para poder entrar con sus engaños. Lo que dice el párrafo parece verdad,
pues todo está explicado con razonamientos. Pero La
verdad es otra:
Cristo no mora en el corazón de alguien que no ha renunciado a sí mismo.
A Cristo no se lo halla pensando en Él.
A Cristo no se lo halla pensando.
A Cristo se lo halla renunciando a sí mismo, eso incluye el razonamiento
y por sobre todo: el pensamiento.
Párrafo 5
"EL QUE encubre sus transgresiones, no
prosperará; mas quien las confiese y las abandone, alcanzará misericordia"
(Proverbios 28: 13). Las condiciones para obtener la misericordia de Dios son
sencillas, justas y razonables. El Señor no nos exige que hagamos alguna cosa
penosa para obtener el perdón de los pecados. No necesitamos hacer largas y
cansadoras peregrinaciones, ni ejecutar duras penitencias, para encomendar
nuestras almas al Dios de los cielos o para expiar nuestra transgresión; mas el
que confiesa su pecado y se aparta de él, alcanzará misericordia. (pág. 33)
En este párrafo se puede encontrar la misma
estructura engañosa, el error aquí es tan evidente, que la autora torpemente ha
arruinado todo el engaño que ha ido construyendo antes, lo venía trayendo bien
escondido y podía pasar desapercibido, pero ahora lo muestra muy abiertamente y
se delata. En principio pareciera que lo hiso por descuido, porque este párrafo
se encuentra en otra parte del libro, lejos de los otros anteriores.
Sin embargo, podemos observar que este párrafo
se encuentra en la página 33, mucho antes que los otros. Es posible que la
autora haya estado preparando de a poco al lector para luego introducir el tema
de la sumisión ciega, que aquí no se menciona pero claramente habla de ella.
Claro, nadie tendrá más apariencia de profesar
una sumisión ciega que quien procura el perdón de sus pecados haciendo duras
penitencias. Cuando el lector, muchas páginas adelante en el libro se encuentre
con ese tema, probablemente se refiera mentalmente a esas personas que hacen
largas penitencias, por consiguiente creerá casi sin dudar lo que se diga
acerca de ese tema y de los otros también.
¿De verdad habrá alguien que crea que es
razonable alcanzar el perdón sólo por haberlos confesado? Si, probablemente los
seguidores de Elena de White lo creen así, pero lo creen sólo porque tienen muy
incorporada la idea de la confesión para lograr perdón. Confunden ingenuamente
algo totalmente irrazonable, llamándolo razonable sólo por estar muy
acostumbrados a la idea.
Preguntémosles a las víctimas de robo,
violación, tortura, abuso de cualquier tipo si es justo o razonable que los criminales
estén, por arrepentimiento y confesión, libres de culpa y castigo divino. A ver
qué tan sencillo es perdonarles o siquiera entender eso.
La misma biblia dice que todos somos pecadores y
merecemos morir, la vida eterna nos la dará Dios como regalo. ¿Qué tiene de
razonable, justo y sencillo, obtener la vida eterna sin merecerlo, o mereciendo
lo contrario?
No es razonable en absoluto, razonable sería
pagar el mal que hemos hecho, morir si hemos matado, ir al infierno si hemos
pecado, que nos hieran si hemos herido; al menos ir a la cárcel si hemos
robado. Eso sería lo justo, lo sencillo y lo razonable.
Se evidencia que la autora ni siquiera intentó
cumplir con el mandamiento de Cristo: amar al enemigo. Si tan solo lo hubiera
intentado, se habría dado cuenta que eso no es razonable.
Alguien que ya haya logrado poner en práctica
ese mandamiento podría decir que es sencillo, también podrá asegurar que eso es
justo, pero jamás dirá que es razonable.
El párrafo hace referencia a duras penitencias y
las llama innecesarias. Lo dice contrastando con lo razonable y sencillo de la
confesión, con eso sugiere, aunque no lo dice, que las penitencias son
irrazonables. Nada más lejos de la verdad, las penitencias son hechas por los
que creen que eso es lo justo y razonable.
Es aquí donde queda demostrado que la razón y la
justicia que el ser humano saca de su conciencia no son ni parecidas a la
justicia y la razón de Dios. Es aquí donde se comprueba que para encontrar a
Dios, jamás se debe usar el razonamiento.
“Las condiciones para obtener la misericordia de Dios son sencillas,
justas y razonables. El Señor no nos exige que hagamos alguna cosa penosa para
obtener el perdón de los pecados”.
Puede ser que la vida de un verdadero cristiano
sea sencilla, pero decir que las condiciones para obtener misericordia de Dios
son sencillas, es como meterse en la mente de Dios y manifestar que la ha
comprendido.
Así dicho, pareciera que eso ha salido de
alguien a quien no le importa nada el sacrificio hecho por Cristo. Lo dice con
una displicencia propia de alguien que está muy por encima de la situación.
Se parece a la actitud propia de alguien que, por
modestia, no quiere hacer alarde de alguna virtud personal, por eso las
minimiza. Pero aquí lo dice Elena de White, como si ella misma hubiera muerto
en la cruz para salvarnos, como si ella misma hubiera elaborado todo el plan de
salvación.
Un párrafo así como ese último, dicho por la
persona que realizó la proeza de morir por nosotros, podría ser comprensible,
pero ¿Qué ser humano tiene la capacidad de decir que el perdón de los pecados,
que lo realizó Cristo con su muerte en la cruz, es razonable o sencillo?
Decir que las condiciones para obtener
misericordia son sencillas y razonables, es una acción despectiva, más bien una
blasfemia.
Sólo faltaba que dijera: –era lo menos que
Cristo podía hacer.
Otros párrafos
Párrafos como los anteriores hay muchos, tienen
la misma forma de exponer una idea. Sólo hay que saber distinguirlos para
encontrarlos a montones a lo largo de todo el libro, es posible que haya uno
como esos en cada una de las páginas del libro. Los siguientes son sólo algunos
ejemplos más:
Párrafo 6
“Cuando el hombre dedica muchos pensamientos a
sí mismo, se aleja de Cristo” (pág. 63)
El mismo esquema, la misma estructura. El lector
engañado, después de leer este párrafo, concluirá que para acercarse a Cristo
hay que pensar menos en uno mismo y más en Él, las dos cosas son mentiras. Para
ir a Cristo hay que negarse a sí mismo.
Ni pensar en uno mismo, ni pensar en Cristo. Ni
pensar mucho ni poco, ni menos.
Ese párrafo se parece a lo que alguien dijo una
vez:
“no hay que pedirle muchas peras al olmo”. Creyendo
así estar diciendo un refrán.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mateo
16:24)
“Se aleja de Cristo” es una frase que muestra otro
contraste engañoso. El lector desprevenido, creerá que alejarse de Cristo está
mal, entonces concluirá lo que el párrafo no dice: estar cerca de Cristo está
bien.
Pues no está bien, porque se acepta a Cristo o no. Se está con Él, o se
está en su contra. Se cree en Él o no se cree. Se cree en el Cristo verdadero o
se cree en uno falso. No existe nadie que esté más cerca o más lejos.
Párrafo 7
“No debemos hacer de nuestro yo el centro de
nuestros pensamientos, ni alimentar ansiedad ni temor acerca de si seremos
salvos o no. Todo esto es lo que desvía el alma de la Fuente de nuestra
fortaleza. Encomendad vuestra alma al cuidado de Dios y confiad en él. Hablad
de Jesús y pensad en él”. (pág. 63)
También aquí puede observarse el mismo esquema.
El párrafo habla de un desvío de la fuente de fortaleza y le atribuye la culpa
a poner al “yo” como centro de los pensamientos. Luego concluye que se debe
pensar en Cristo.
Eso es mentira, no se debe pensar en Cristo, se
debe entregarle los pensamientos para que él los maneje, lo cual es totalmente
opuesto a lo dicho en el párrafo.
“destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la
obediencia de Cristo, y estando preparados para castigar toda desobediencia
cuando vuestra obediencia sea completa”. (2
Corintios 10: 5 y 6)
Los que se la pasan pensando en Cristo, como enseña la autora, harán lo
contrario a lo que ese párrafo bíblico enseña, pondrán a Cristo cautivo a
merced de sus propios pensamientos.
La persona que la autora describe tiene una duda
muy puntual, el párrafo detalla la mentalidad de esa persona diciendo lo
siguiente:
“alimenta la ansiedad y temor acerca de si será salva o no”
Eso es porque la doctrina adventista enseña que se puede aceptar a
Cristo sin creer en Él. La autora, por supuesto no lo dice, pero en todos sus
escritos lo sugiere todo el tiempo.
La persona descripta por la autora no tiene fe, sin
embargo cree en la doctrina adventista, eso se nota porque la incertidumbre que
de no saber si será salva o no, es parte de la doctrina adventista.
Sin embargo se nota también que esa persona
tiene necesidad espiritual, tiene dudas. Eso indica que está por buen camino,
solamente Cristo podrá resolver esas dudas. Son precisamente esas dudas las que
lo llevarán a Él.
Esa duda está puesta por Dios para que conozca a
Cristo. ¿Cuál es la verdadera duda de esa persona? ¿Duda de Dios? ¿Duda de
Cristo? Claro que duda de todo eso, eso es porque duda de sí misma, no cree ser
merecedora de la salvación. Eso es porque todavía no ha renunciado a sí misma.
Esa persona es pecadora, no conoce a Cristo, la
duda es lo mejor que le puede pasar. La duda es el puente entre la verdad y la
mentira. La vida del pecador que no conoce a Cristo es una total mentira,
entonces está bien que dude de esa mentira.
Sin embargo la autora le insta a que huya del
problema, le sugiere que ponga sus pensamientos en Cristo, asumiendo que lo
conoce. No lo conoce, si lo hiciera no tendría esas dudas.
En vez de poner los pensamientos en cautiverio,
la autora insta a utilizarlos. Esos pensamientos no obedecerán a Cristo, sino a
Elena de White.
Probablemente haya muchos que hicieron caso a
esta enseñanza, son los que hoy se creen cristianos y no lo son, esos huyen
ahora de la duda, huirán toda la vida y probablemente morirán sin conocer a
Cristo.
El párrafo dice:
“Todo esto es lo que desvía el alma de la Fuente de nuestra fortaleza”
Debería haber dicho:
-Todo esto es consecuencia de tener el alma
desviada de la Fuente de fortaleza-
Los que le hagan caso a la autora, huirán del
problema y dejarán esa desviación intacta.
Párrafo 8
“Muchos dicen: "¿Cómo me entregaré a
Dios?" Deseáis hacer su voluntad, mas sois moralmente débiles, sujetos a
la duda y dominados por los hábitos de vuestra mala vida. Vuestras promesas y
resoluciones son tan frágiles como telas de araña. No podéis gobernar vuestros
pensamientos, impulsos y afectos”. (Pág. 42)
El párrafo habla de una persona que no está
logrando entregarse a Dios y a continuación describe sus errores. El lector
desprevenido interpretará que hay que corregir esos errores para así superar
esas fallas.
Empieza bien, dice: está dominado por los hábitos,
lo cual requerirá dejar de estar dominados. También dice: es moralmente débil,
entonces habrá que hacerse fuertes en eso.
Hasta allí iba bien, pero luego dice: no podéis
gobernar los pensamientos, dejando así impuesta la idea que para entregarse a
Dios hay que controlar los pensamientos.
Otra vez el contraste engañoso. Comparar a una
persona espiritualmente débil, con otra persona que controla sus pensamientos
sirve para hacer creer que los que controlan los pensamientos son
espiritualmente fuertes.
Esa es una enseñanza anti bíblica. La biblia
enseña lo contrario, no dice dominarlos, sino soltarlos.
“destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia
de Cristo” (2 Corintios 10: 5)
Último párrafo
Dice Jesús:
"Todo cuanto pidiereis en la oración, creed que lo recibisteis ya; y lo
tendréis" (S. Marcos 11: 24). Hay una condición en esta promesa: que
pidamos conforme a la voluntad de Dios. Pero es la voluntad de Dios limpiarnos
de pecado, hacernos hijos suyos y ponernos en actitud de vivir una vida santa.
(Pág. 46)
Este
párrafo cumple metódicamente todo lo que se ha observado hasta ahora. “hay una
condición” dice, poniendo así en contraste la acción de hacer un pedido a Dios
conforme a su voluntad, con otro pedido, que allí no se menciona, pero queda
sobrentendido que sería uno que va en contra de su voluntad.
A
ningún cristiano se le ocurrirá pensar que no es voluntad de Dios hacernos hijos
suyos, por lo tanto creerá todo lo que dice el párrafo, por ser tan
razonable.
Hay
una lista hecha por la autora, son cosas que se supone, son voluntad de Dios:
Limpiarnos
de pecado
Hacernos
hijos suyos
Ponernos
en actitud de vivir una vida santa.
El
engaño está en la omisión, porque no menciona cosas que podrían no ser tan
razonables como esas. Por ejemplo: ordenar a una montaña que se arroje al mar.
La
pregunta es: ¿es voluntad de Dios que la montaña se arroje al mar? ¿Se puede
poner eso en la lista?
La
respuesta está en la biblia: si se pide con fe, sí. Si se pide sin fe, no.
Entonces surgen dos preguntas más:
¿Por
qué hay que creer por adelantado, si el resultado dependerá de que el pedido
esté conforme a la voluntad de Dios?
¿Por
qué hay que pedir conforme a la voluntad de Dios, si el resultado dependerá de
la fe?
La
respuesta es clara, la enseñanza bíblica no dice nada de pedir conforme a la
voluntad de Dios, dice que depende de la fe, creer por adelantado.
Está
claro que hay una condición, pero no es la mencionada por la autora, sino lo
mencionado en el mismo versículo bíblico que allí se menciona: creer por
adelantado.
El
párrafo se ha quedado bien corto y miente cuando dice que hay una condición en
esa promesa, porque en realidad son tres.
Primera
condición: orar
Segunda:
pedir
Tercera:
creer haberlo recibido ya.
Si
esas tres condiciones se cumplen, entonces no habrá que andar pensando
previamente cuales son las cosas que van de acuerdo a la voluntad de Dios ni
buscando elementos en la lista hecha por la autora, que ella asegura que son
cosas que Dios aprueba.
El
párrafo bíblico dice:
“creed
que lo recibisteis ya; y lo tendréis" (S. Marcos 11: 24)
Alguien
que alguna vez ha intentado hacer eso sabrá que no solamente es difícil, sino
que es lindante con lo imposible, pero no para Dios; creer voluntariamente en
lo que uno no puede ver o siquiera percibir con cualquiera de los sentidos
requiere renunciar a los propios conocimientos e incluso al propio razonamiento,
de no ser así no se puede lograr, el razonamiento impide creer lo que enseña
ese párrafo, la fe y la razón no son compatibles si se quiere lograr lo
propuesto por Cristo.
Sólo
quien renuncie a sus ideas acerca de lo posible o imposible lo logrará, tendrá
fe y su pedido se cumplirá.
Elena
de White dice y enseña algo totalmente distinto, dice que la condición es pedir
conforme a la voluntad de Dios, eso no solamente condiciona y limita el pedido,
sino que tergiversa la enseñanza bíblica. El lector de ese párrafo bíblico debe
notar que allí ya está implícita cual es la voluntad de Dios: que el hombre
obtenga lo que ha pedido.
Renunciar
a uno mismo y encontrar a Cristo, son cosas que se logran en un sólo paso, no
puede hacerse lo uno o lo otro por separado como ha estado enseñando la autora
a lo largo de todo el libro. Esa enseñanza de Cristo estaba instando al
creyente a hacerlo, sin dejarle otra opción más que esa.
Sin
embargo la autora ha encontrado la opción; “hay una condición” dice, como
aclarando la situación, pero lo hace únicamente para engañar, deja creer que es
posible pedir algo con fe que vaya en contra de la voluntad de Dios, esa no es
la enseñanza bíblica.
La
persona que pide algo malo, por ejemplo: que se muera alguien, o que castigue a
sus enemigos, no está pidiéndole a Dios, sino que le está pidiendo a la imagen
falsa de Dios que tiene su propia mente.
Por lo tanto, pedir con fe algo que vaya en
contra de la voluntad de Dios es algo que no puede hacerse, no al verdadero
Dios.
Pero
el engaño no termina allí, el párrafo cierra el círculo y completa la idea:
“hay una condición”, dice y a continuación hace una lista de cosas que Dios
desea y las pone como ejemplos. Los que crean en lo que dice la autora, creerán
en cosas que de antemano suponen que Dios desea.
Si leemos todo el contexto donde aparece el
párrafo, vemos que está dirigido a personas a quienes les resulta difícil creer
que Dios pueda perdonarles sus pecados. Son personas que fueron muy pecadoras y
ahora están conociendo la doctrina cristiana, la autora está tratando de
convencerles de que sí, serán perdonados. Eso deja en evidencia lo erróneo de
lo declarado antes en el mismo libro.
“Las condiciones para obtener
la misericordia de Dios son sencillas, justas y razonables”.
La
autora se ha encontrado con una encrucijada, son esas personas que no
consideran razonable que sus pecados puedan ser perdonados. Sus propias falsas
enseñanzas de pronto ya no tienen validez ni vigencia.
Sin
embargo, lejos de retroceder, la autora avanza y enfrenta la mentalidad de esas
personas para cambiarlas y así hacerlas receptivas a su doctrina.
Esa
persona pecadora, que no podía creer que Dios le pudiera perdonar, en vez de
estar ahora tratando de lograr creer por adelantado que ha recibido lo que
pidió, en vez de descubrir que sólo lo logrará con fe, está creyendo lo que
dice la autora, eludiendo hacer lo que Cristo le puso como condición.
Lamentablemente también se perderá de la promesa.
Lo
llamativo de esa lista es que ninguna de esas cosas que allí se mencionan puede
verse; si hasta pareciera que la autora creyera que la definición de fe: “creer
en lo que no se ve” se refiere a creer en elementos abstractos. El siguiente
párrafo bíblico refuta eso:
“En verdad os digo que cualquiera
que diga a este monte: ``Quítate y arrójate al mar, y no dude en su corazón,
sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido”.
(Marcos 11: 21- 23)
¿Por
qué en la lista hecha por la autora no dice algo como: arrojar una montaña al
mar? Sencillamente porque eso refutaría lo dicho antes: “sencillo y razonable”.
Además, tampoco podría decirse tan fácilmente que es voluntad de Dios que eso
pase.
¿A
quién se le ocurre pensar que es razonable o que es voluntad de Dios que una
montaña se arroje al mar?
Tampoco
sería posible para la autora cambiar la mentalidad de alguien a tal punto que
llegue a creer en eso, como lo ha estado intentando con su lista, de hecho no
lo logrará nunca.
Las
personas que le crean a la autora, pensarán que si piden algo y no se cumple,
es porque no es la voluntad de Dios. Jamás creerán que fue por falta de fe. Pedirán
a Dios únicamente lo que ellos consideran que Dios aprueba y que a la vez sea
razonable, dejando a un lado lo que verdaderamente enseña el párrafo bíblico
que Elena de White ha incluido en su enseñanza:
“creed
que lo recibisteis ya; y lo tendréis" (S. Marcos 11: 24)
Si
alguien pide algo a Dios y no se cumple, que renuncie a ese Dios porque ese
dios es falso, es resultado de tener una imagen de Él, cualquier imagen de Dios
es falsa por lo tanto le están pidiendo a un dios falso.
Para
cumplir lo que enseña Cristo en ese versículo, únicamente se puede lograr
negándose a sí mismo.
Para
cumplir lo que enseña la autora no se necesita negarse a uno mismo, sino que
habrá que cambiar la propia creencia actual por otra nueva, hasta que se
considere a la antigua como un prejuicio y la nueva como razonable.