miércoles, 31 de julio de 2024

Seres de otros mundos. Enseñanzas de Elena de White


Los siguientes son párrafos pertenecientes al libro: Alza tus ojos, de Elena G. de White, profeta y pionera de la iglesia adventista del séptimo día.


Párrafos resumidos:


“¡Cuán pocos consideran la obra de los agentes invisibles! Los hombres desempeñan su parte en favor de Dios o de Satanás; del Príncipe de la luz o del príncipe de las tinieblas. Todo el Cielo está intensamente interesado en los seres humanos que parecen estar llenos de actividad, pero que no dedican pensamiento alguno a las cosas invisibles”


“Si se compenetraran de las Sagradas Escrituras, se asombrarían al comprender que hay agentes invisibles, tanto buenos como malos, que observan cada palabra y acción. Están presentes en toda reunión donde se realizan transacciones comerciales, en concilios y en reuniones dedicadas a la adoración a Dios. Hay más oyentes en esas asambleas públicas que los que pueden ser vistos con los ojos”


“colaboran con Dios o con Satanás, y actúan más poderosa y constantemente de lo que lo hace el hombre”


“A veces los seres celestiales descorren el velo que oculta lo invisible”


“hay testigos que observan todo lo que hacemos y decimos cuando estamos ocupados en los negocios o cuando pensamos que estamos solos”


“estos seres poderosos que visitan nuestro mundo desempeñan una parte activa en toda tarea que nosotros consideramos como nuestra. Esos seres son ángeles ministradores que frecuentemente se presentan bajo la forma de seres humanos”


“han sido los compañeros de un viajero en peligro”


“En barcos sacudidos por la tempestad, ángeles bajo la forma humana han dirigido palabras de ánimo para disipar el temor e inspirar esperanza en la hora de peligro”


“Muchos, han escuchado las voces de los habitantes de otros mundos que vinieron a desempeñar una parte en esta vida. Estos seres han hablado en asambleas; han realizado obras que hubiera sido imposible que las hicieran instrumentos humanos. Vez tras vez se desempeñaron como generales de ejércitos. Fueron enviados para eliminar pestilencias”

Comieron en las mesas de familias humildes. A menudo se presentaron como viajeros cansados que necesitaban abrigo para pasar la noche”


“las palabras que hablan están al alcance del oído de seres celestiales”


(Alza tus ojos, pág. 82)


Un cuestionamiento elemental ante estas situaciones que describe la autora es, si hay tantos de esos agentes haciendo cosas buenas como malas, el resultado será neutro. Pareciera que da lo mismo si están o no. Ya de antes de saber de su existencia, parecía que daba lo mismo.


Todo el Cielo está intensamente interesado en los seres humanos


El asunto es que, los dos bandos están igualmente interesados. Es como si se estuvieran disputando algo, y nosotros vendríamos a ser el trofeo o algo así, solo nos queda esperar a ver quién gana.

¿Por qué no se disputan entre ellos, que gane el mejor y así terminamos con el asunto? Tal vez porque las dos partes tienen igual poder.


Los hombres desempeñan su parte en favor de Dios o de Satanás”


Es decir que, el ser también humano participa. Incluso la autora dice que debería participar más en esa lucha, y no estar tan ocupado en cosas de su propio interés.


Todo el Cielo está intensamente interesado en los seres humanos que parecen estar llenos de actividad, pero que no dedican pensamiento alguno a las cosas invisibles”


El cielo comprenderá que el ser humano no sabe qué pensamientos tiene que dedicar a algo que no se deja ver, que no parece estar, y que no parece ser importante si está o no.

Si hasta parece un despropósito dedicarles tiempo o pensamientos a quienes intencionalmente toman medidas para pasar desapercibidos.

Además, nadie sabe lo que quieren o que hacen.

Si al menos fuera posible tener algún tipo de comunicación con ellos para saber qué quieren, o qué podríamos hacer, o dejar de hacer para colaborar, o qué se les puede pedir. Nada funciona sin comunicación, esos seres deberían saber eso ya.

¿Hay que hablarles? Porque la autora dice que pueden escuchar, pero no dice qué hay que decirles.

Tampoco explica para qué dedicarles pensamientos, pudiendo hablarles.


las palabras que hablan están al alcance del oído de seres celestiales”


Saber de su existencia, tampoco ayuda al que quiera hacer algo, debe ser por eso que, aunque la autora diga lo contrario, la biblia no dice nada al respecto.

Llama la atención las palabras que usó para asegurar que está en la biblia:


Si se compenetraran de las Sagradas Escrituras, se asombrarían al comprender que hay agentes invisibles”


Entonces los que creen que eso no está en la biblia, es porque no se ha compenetrado lo suficiente.

Tanto quieren ocultarse que hasta en la biblia están ocultos, hay que comprender para saber, cada vez que alguien lo logra, se asombra. No es para menos.

Mejor hubiera dicho como decía siempre: me ha sido mostrado, vi, etc. O al menos podría haber mostrado algún párrafo bíblico.


A veces los seres celestiales descorren el velo que oculta lo invisible”


¿Y qué se hace en esos casos? El primero que lo pondrá en duda es el mismo que los vio. Se preguntará: ¿no estaré quedando loco? Suponer es fácil, hay que estar en esa situación para saber que significa.

Si llega a decir algo, los demás tampoco le van a creer, no es fácil creerle a alguien que dice estar viendo cosas. Mejor que no diga nada, o le van a dar una medicación o algo.

En el ambiente laboral, que ni se enteren. Vacaciones, es lo primero que le van a dar, o le mandarán al médico.

Después cuando vuelva, si todavía tiene trabajo, le habrán trasladado el nivel más bajo, para regocijo de los que no le quieren, incluso por el justo reclamo de esos.

-No queremos trabajar al lado de un loco-, dirán. -tenemos derecho a un ambiente laboral sano-, -nos distrae-, -así no se puede trabajar bien-. Cuando en realidad, lo único que quieren es sacarle el puesto.

Otros, incluso dirán: -se hace, para no trabajar-, -vaya a saber qué otras cosas está tratando de ocultar-.

Es posible por lo tanto, que los que les vieron sean más de lo que la autora creía, pero no dicen nada, o lo dijeron un par de veces pero cuando se dieron cuenta que es solo para problemas, se callaron.


no dedican pensamiento alguno a las cosas invisibles”


¿Y cómo sabía eso la autora, también lee los pensamientos? Porque tal vez sí piensan, pero no dicen nada.

Algunos, que ahora están con tratamiento psiquiátrico, dicen: -no, lo que pasa es que creía que veía cosas-, como minimizando todo. Seguro fue el estrés, dicen, para seguir negándolo.

Otros, incluso, están locos en serio y por eso de verdad creen haberlos visto.

Otros, de verdad se hacen para no trabajar, o para ocultar algo.

Mientras tanto, otros ruegan tener la oportunidad de ver alguno, aunque sea una vez, pero no.

Así es que, nunca se sabe bien cómo piensa la gente.

Hay algunos que dicen: en el mundo de los ciegos, el tuerto es rey. Sin embargo, los que vieron alguna vez a esos seres, de seguro no creen más en ese refrán. Para ellos, el tuerto será loco y víctima de los ciegos. Pero ahora viene alguien a decir:


¡Cuán pocos consideran la obra de los agentes invisibles!”


Pues, lo bien que hacen.

Algunos han sido generales de ejércitos, dice. No queda muy en claro si la autora tenía demasiada imaginación, o demasiado poca. ¿Para qué los generales? ¿Para evitar que algún malvado poderoso se apoderara de todo y el mundo cayera en su tiranía?

Pues no lo han logrado, la tiranía y la injusticia están en todos lados y en cada esquina, los poderosos y malvados siempre dominan todo.

Los más poderosos, según dicen algunos, están ocultos y no se sabe bien quiénes son. Al parecer, están más ocultos que los agentes esos.

Algunos incluso dicen que hay solo unos pocos que dominan el mundo entero. ¿La autora no lo creyó posible? Tal vez, tenía muy poca imaginación.

La teoría que decía que el resultado de su accionar siempre sería neutro, finalmente parece ser verdadera.


Fueron enviados para eliminar pestilencias”


¿Alguna que arrasaría con toda la especie humana? El asunto es que no lo han logrado del todo, hay gente muriendo todos los días de enfermedades incurables y todo tipo de pestes.


Si se compenetraran de las Sagradas Escrituras”


Ellos deberían compenetrarse más en el estudio de las ciencias antes de aceptar la comisión de venir a curar enfermedades. Tal vez así lo han hecho y esto es lo que lograron.


Hay más oyentes en esas asambleas públicas que los que pueden ser vistos con los ojos”


De seguro deben ser de esas asambleas políticas.

Mientras tanto, en otras partes del mundo, habrá gente peleando en las guerras lideradas por esos generales. Se ve que ellos tampoco pueden resolver todos los conflictos por medio de la política.

¿Ese es el trabajo de esos agentes, lograr que haya cierto equilibrio en el mundo?

Seguramente la autora creía que su trabajo era intervenir, pero no demasiado para darnos cierta libertad de acción.

De ser así ¿ese equilibrio es el óptimo, el que Dios ha dispuesto? Porque así como están las cosas, más bien pareciera que Dios se quedó sin agentes que desequilibren para el lado bueno.

No parece equilibrio. Para los más beneficiados por la providencia sí. Seguramente ellos opinan igual que la autora: -todo este equilibrio del que disfrutamos, es gracias al accionar de esos agentes-, dicen, mientras siguen repartiendo las cartas de la partida que están jugando.

Pero para los otros es al revés, mientras esos generales andan de acá para allá poniendo equilibrio, los poderosos siguen aprovechándose de los más débiles. ¿Qué, no saben eso?

Más de uno habrá, que de niño nunca tuvo nada, que pasó hambre, o que ha sufrido abuso o desamparo, ahora que ya es adulto, con todo derecho podría reclamar diciendo: nunca estuve en un barco en la tempestad, pero cuando realmente necesité, no vino ni uno solo de esos agentes a darme ni siquiera una palabra de aliento.

Debe ser porque no valgo nada. O tal vez porque nunca subí a un barco.


Están presentes en toda reunión donde se realizan transacciones comerciales”


Tal vez fue por eso que no vinieron, el pobre no tenía para comprar ni un pan.


Comieron en las mesas de familias humildes”


A Dios gracias, pero que bueno hubiera sido si le llevaban algo de comer al pobre aquel, que comía dónde podía y cuándo había. Eso sin mencionar a aquellos que se murieron de hambre. ¿Así ponen equilibrio, comiendo en la mesa de los humildes?


hay agentes invisibles, tanto buenos como malos, que observan cada palabra y acción”


Otro interrogante es ¿no sería mejor que no estuviera ninguno? Porque los buenos esos, con el permiso del general para decir esto con libertad: dejan mucho que desear.

La biblia misma nos dice que el mundo se está yendo al colapso, incluso predice la destrucción de la tierra. Es decir que esos agentes buenos no tendrán éxito en su lucha.

A no ser que el ser humano sea tan corrupto, que ni la acción de esos agentes alcanza.

Aunque, la autora no lo cree así:


actúan más poderosa y constantemente de lo que lo hace el hombre”


Si ellos son más poderosos, no puede la corrupción humana ser la causa de que el mundo esté así.

En otras palabras, sí, vamos a terminar de decirlo: ellos tienen la culpa.

Hasta el corrupto comportamiento humano debe ser resultado del accionar de ellos.

Tal vez por eso se ocultan.


han realizado obras que hubiera sido imposible que las hicieran instrumentos humanos”.


Supongamos entonces que en un día normal hay cien (100) acciones realizadas por personas comunes, vamos a llamares los visibles. No importa qué acciones ni dónde, es solo para análisis teórico.

Si los agentes invisibles son más poderosos y constantes, habrá ciento veinte (120) acciones realizadas por ellos, por día. No sabemos cuántas, pero había dicho que eran más.

De las acciones invisibles, la mitad (60) son buenas acciones y la otra mitad son malas. De las cien (100) de los visibles, menos las (60) acciones buenas invisibles, son cuarenta (40) acciones visibles más que la de los agentes.

Entonces no son más, no tienen la culpa de lo que sea que le pasa al mundo. Los otros sí, pero eso ya se sabía.

Suena todo un poco complicado, tal vez si se pudiera resumir en una fórmula sería mejor. Lo único que para eso habría que tener datos más exactos, para no tener que suponer tanto, de esa manera podríamos ir cambiando eso que dijo la autora:


Cuán pocos consideran la obra de los agentes invisibles”


La autora podrá elogiar todo lo que quiera el comportamiento de esos agentes, pero el problema está en que los otros ponen de nuevo al mundo rumbo al desastre y al final aquel niño termina pasando hambre.

Cuán pocos consideran la obra”, dice la autora. Pero la pregunta es ¿por qué algunos sí lo hacen? O también ¿lo hacen? Por pedido de la autora, puede ser.


estos seres poderosos que visitan nuestro mundo desempeñan una parte activa en toda tarea que nosotros consideramos como nuestra”.


Más que “poderosos” dan ganas de calificarles de otra manera, por ejemplo:


Insuficientes:

Por algo estamos así. El general del ejército aquel, el orador de aquel discurso, el director de la asamblea, o todos juntos, seguramente hicieron todo lo que pudieron, o eso queremos creer.

Algunos de ellos, ahora disfrazados de peregrinos cansados, mientras descansan en la casa de alguno, deben estar pensando: -y bué, se hizo lo que se pudo-.


Selectivos:

El adulto que cuando niño pasó hambre, en el caso que haya sobrevivido, claro, ahora seguramente no se considera muy valioso para ellos. En cambio los del barco ese, sí. Coraje les dieron.


Oportunistas:

En vez de tirarle un salvavidas al que se estaba ahogando, le dieron coraje a los que estaban bien prendidos. Por eso, ahora con el caso resuelto dicen: -sí, coraje les dimos-. ¿Y el que se ahogó? -a ese le agarró uno de los malos, se desalentó y por eso se rindió-.


Desubicados:

Comieron en las mesas de los humildes. ¿Por qué no fueron a comer con sus colegas, los que hacían de generales? Ellos deben tener suficiente. O mejor aún ¿por qué no le invitaron a los humildes a sus mesas?


Demagogos:

Los humildes a veces no comen, pero por lo visto no saben eso y ostentan haber comido con los humildes para preciarse de ser uno de ellos.


Inoperantes:

Han sido enviados a eliminar pestilencias, dice.


Enigmáticos:

No habrá habido exterminio mundial por la peste esa que impidieron, pero vaya que hay pestes. -son los planes de Dios-, seguramente dirán con la mirada en el horizonte.


Discontinuos:

Han logrado venir de otros mundos, han logrado ser invisibles a voluntad, han logrado hacer tareas más relevantes que el ser humano, han logrado poder presentarse con forma humana.

Y lo más importante: “han realizado obras que hubiera sido imposible que las hicieran instrumentos humanos”.

Pero necesitan ir a las asambleas para saber lo que está pasando. ¿Toman el transporte público para llegar?


Astutos:

A veces los seres celestiales descorren el velo que oculta lo invisible”.

Seguramente no lo hacen delante de aquel que cuando era niño pasó hambre. Eso explicaría lo de: “a veces”.


Cínicos:

Y comprendamos que hay testigos que observan todo lo que hacemos”.

Eso dicen, pero en realidad, se ocultan para que nadie sepa bien si están o no. Tal vez para que no se entere aquel, ahora adulto, que ellos sabían todo lo que le pasaba.


Huidizos:

A pesar de que ya deben estar enterados que Elena de White le reveló al mundo su existencia, siguen siendo invisibles y enigmáticos.

Es asunto está en que hay muchos que le creen a la autora, debe ser verdad que recibió esa información a través de visiones provenientes del cielo.

Seguramente aquel niño, que ahora es adulto, también le cree. Es más, es probable que después de haberse enterado, le hayan entrado unas ganas locas de que se le aparezca uno. Un autógrafo le quiere pedir.


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