sábado, 7 de septiembre de 2024

Debes creer aunque todo te parezca falso


Los siguientes párrafos pertenecen al libro: Mensajes para los jóvenes, escrito por Elena de White, profeta de la iglesia adventista del séptimo día.

La autora le enseña a una persona nueva de su iglesia, qué debe hacer con las dudas y las emociones.

 

Esclavo de la duda



LA INESTABILIDAD Y LA DUDA

 

“Eres un joven inteligente; deseas hacer de tu vida algo que al fin te haga apto para el cielo. Con frecuencia te desanimas al encontrarte débil en poder moral, esclavo de la duda y gobernado por los hábitos y las costumbres de tu vieja vida de pecado. Encuentras que tus emociones te son infieles a ti, a tus mejores resoluciones, y a tus más solemnes promesas. Nada parece real. Tu propia inestabilidad te induce a dudar de la sinceridad de los que te quisieran hacer bien. Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo, hasta el punto de creer que en ninguna parte hallarás terreno sólido. Tus promesas son como telas de araña, y consideras a la misma luz irreal las palabras y las obras de aquellos en quienes deberías confiar”. (Pág. 149)

 

Este párrafo está dirigido a alguien nuevo en la congregación de la autora. Pero el destinatario no parece tener un perfil determinado y la descripción que hace de la situación es confusa.

Le recuerda que ha hecho promesas solemnes, pero que todavía está gobernado por su vieja vida de pecado. Si cree que su vieja vida es más fuerte que esas promesas, entonces pensará que no tendría que haber prometido nada.

Primero le dice que es “esclavo de la duda”, seguramente esos significa que no avanza, por culpa de la duda.

Después le dice: “tu propia inestabilidad te induce a dudar”. Ahora la duda es la consecuencia.

Después dice: “Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo”. Ahí la duda vuelve a ser la causa.

Después, le dice que considera “a la luz”, que todo es irreal. Si estaba a la luz, entonces era irreal, o no estaba a la luz. Además de eso: ¿Se puede estar “a la luz” y al mismo tiempo esclavo de la duda? Después de saber eso, habrá empezado a dudar de esa luz.

“Nada parece real”, dice la autora. Pero si cree que tiene que hacerse apto para el cielo, entonces lo irreal no parece ser un impedimento. Hacerse apto para el cielo, nunca parece real.

Seguramente cuando dijo que quería hacerse apto, lo hizo sin dudar. Pero si ahora todo le parece irreal, es porque había hecho promesas a una doctrina que no conocía bien. Con eso habrá empezado a dudar que esas resoluciones hayan sido las mejores, porque no sabía bien lo que estaba prometiendo.

 

Con frecuencia te desanimas al encontrarte débil en poder moral”

 

Alguien que considera irreal las obras y palabras de los demás, no puede desanimarse por tener poco valor moral, son ideas incompatibles. Además, ni siquiera es posible sostener el valor moral alto cuando no se está seguro de tener razón.

Si tuviera valor moral alto y dudara de los otros, se iría a otra iglesia sin desanimarse siquiera. O ya se habría enfrentado a esos en quienes no confiaba y les habría dicho de frente lo que pensaba de ellos.

Entonces, está gobernado por su vieja vida y tiene bajo valor moral, dice la autora que le gustaba que las cosas estén siempre ordenadas.

Debería haber dicho: menos mal, porque si hubiera tenido valor moral alto, desde el comienzo habría sido imposible que alguien le convenciera de cambiar de vida.

 

Eres un joven inteligente; deseas hacer de tu vida algo que al fin te haga apto para el cielo”.

 

Hacerse apto para el cielo, es parte de la doctrina adventista, pero es normal que alguien nuevo dude de su capacidad cuando ve que los demás logran lo que él no está pudiendo.

Más aún si llegara a ver a quienes que no lograron nada, pero hablan como si lo hubieran hecho. Otros, ni siguiera lo intentan. ¿O es que no hay de esos en la iglesia de la autora?

Claro que hay, la misma autora los denuncia y los describe en todas sus formas, incluso advierte sobre los que pasan desapercibidos. Sin embargo, ninguno de ellos expresa un sola ninguna duda. ¿Cómo esperaba la autora que no considerara irreal las palabras de gente como esa?

Qué lástima que no dice bien cuáles eran las dudas que tenía, pero de seguro podrían ser por lo menos dos: por qué hay gente así en la iglesia y cómo evitar convertirse en uno ellos. Cualquiera puede ver que la doctrina no puede evitar que eso suceda.

 

Con frecuencia te desanimas al encontrarte débil en poder moral, esclavo de la duda y gobernado por los hábitos y las costumbres de tu vieja vida de pecado.

 

Este párrafo no podría estar dirigido a alguien como el hijo pródigo por ejemplo, ni como el hermano. Pero claro, seguramente esa parábola no se refiere a alguien nuevo en la doctrina.

Los nuevos de alguna congregación, más aún si son débiles en poder moral, suelen ser ingenuos y creen cualquier cosa, no esclavos de la duda. Pero si es inteligente como en este caso, menos todavía, porque no va a poner todo en duda sabiendo no conoce bien la doctrina.

Pero al parecer este es un caso es distinto, es nuevo, inteligente y duda de todo. Tal vez ya no era tan nuevo y por eso quería ir profundizando lo que al principio solo aceptó sin cuestionar.

Tal vez malinterpretó algunas cosas que ahora quiere revisar. Pero no se puede abandonar una idea si no se duda de ella primero. En otras palabras, las dudas no necesariamente esclavizan, como dijo.

También pudiera ser que haya ido entendiendo todo mejor y ya no está de acuerdo con algunas cosas.

 

Encuentras que tus emociones te son infieles a ti, a tus mejores resoluciones, y a tus más solemnes promesas.

 

Está bien que sea nuevo en la iglesia, pero este también parece que nuevo en la vida. Debería haber aprovechado para decirle que las emociones no le deben fidelidad a nadie, porque al parecer también ignorante de algunas cosas básicas.

O tal vez la autora creía que la gente que no pertenece a su congregación, hace todo por impulso, eso sí sería una ingenuidad.

Dice: -tus emociones son infieles a ti-. Debería haber dicho, esas emociones son parte de ti. Si no le dice, no va a saber, ya ve que no aprende solo.

Algunos creen que las emociones o sentimientos deben responder a la razón. Suelen decir cosas como: debería sentir esto, o no tiene derecho a sentir eso, no debería sentirse mal por aquello. Pero este caso también es distinto, le dice: “encuentras que te son infieles a ti”.

Es decir que se dio cuenta, de seguro ya no confía en esas emociones. ¿Quién confía en algo infiel? Tal vez no era tan inteligente como parecía. O tal vez la autora no se expresó bien y eso era todo, de seguro le estaba diciendo que no se deje llevar por las emociones.

Debería haberle dicho así y listo, al que tiene dudas, más si es nuevo, hay que ayudarle, no complicarle con ideas poco claras.

Ahora, hay un planteo que hasta el nuevo podría estar haciéndose. En todas las congregaciones religiosas hay quienes dejan de creer y se van a otra iglesia. Incluso hay quienes han desistido de otra iglesia y vinieron para hacerse miembros de esta.

En cualquiera de esos casos, tienen que dudar primero. Las emociones que pudiera tener, nunca serán la causa, en todo caso podrían ser las consecuencias. Es decir, el nuevo no va a quedar convencido que sus emociones siempre sean la causa, como afirma la autora.

Por otra parte le dice: eres esclavo de la duda. Pero también hay quienes son esclavos de las mentiras que creen sin dudar, o de las verdades que aceptan sin entender, o incluso de razones que no son válidas.

Personas como esas, aceptan y siguen una doctrina sin cuestionarla, algunos por desinterés, otros por creer cualquier cosa. Esos son esclavos de sus certezas, hasta en la iglesia de la autora debe haber de esos, cualquiera puede ver que la doctrina, tampoco impide que eso pase.

Seguramente el nuevo no querrá convertirse en alguien así. La autora debería al menos haber considerado ese planteo como válido.

 

Nada parece real. Tu propia inestabilidad te induce a dudar de la sinceridad de los que te quisieran hacer bien”.

 

Esta parte, otra vez no está bien explicada. ¿No será que esas dudas le llevan a la inestabilidad? Porque eso pareciera más real.

Cuando dice: nada parece real, ahora sí pareciera describir al hijo pródigo antes de irse, pero descripto por alguien que no está de acuerdo con que se vaya. Porque, “te quieren hacer el bien”, es una afirmación que no significa nada para alguien que está dudando.

Es como si le hubiera dicho: -dudas de la sinceridad de los que son sinceros-. Al hijo pródigo no le habría servido una enseñanza así. Además, ese ni siquiera era su situación.

Sin embargo, de ser verdad que está dudando de los demás, entonces de seguro cree que le ocultan cosas, o le dicen cosas que no son. Pero tiene razones para creer eso, porque todos hablan como si supieran, pero cuando aparece alguien con dudas, en vez de explicarle, le dicen que no dude y listo.

Así va a pensar que no saben la respuesta, creen cualquier cosa pero ni se lo cuestionan, tal vez ni siquiera les importa.

Entonces, lo más probable es que no esté dudando de la sinceridad de los otros, sino de la sinceridad con la que están convencidos. Pensará incluso que la sinceridad misma, no es buen indicio.

En otros escritos, la autora dice lo siguiente:

 

Cuando parece que dudamos del amor de Dios y que desconfiamos de sus promesas, lo deshonramos y contristamos su Santo Espíritu”. (El camino a Cristo, pág. 106)

 

Dice: “parece”. ¿Cree que duda, pero en realidad no? Eso es, al menos absurdo. La autora prácticamente admite que no cree que esas dudas sean reales.

Pero lo más llamativo es que, a quien está dudando del amor y las promesas de Dios, le habla del Santo Espíritu y la deshonra que le provocará, de lo cual supone que no duda en absoluto.

Duda del amor, pero cree en la deshonra. ¿Así maneja las dudas la autora?

Menos mal que ese párrafo está en otro libro y no le dijo eso al nuevo, porque entonces habría creído que los demás desistieron de las dudas por miedo a deshonrar al Espíritu Santo.

Habría quedado convencido que todos eran como el hermano del hijo pródigo, que no había deshonrado a su padre y no tenía ninguna duda que estaba en el lugar correcto. Además fue sincero cuando dijo: “yo siempre te fui fiel”. Al menos hasta que volvió el pródigo, ahí manifestó todas las dudas juntas, las que seguramente había reprimido.

Alguien así, es esclavo de la certeza, no de la duda. Por todo eso, el nuevo pensará que reprimir la duda, pareciera ser el problema más que la solución.

 

Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo, hasta el punto de creer que en ninguna parte hallarás terreno sólido.

 

La autora ha hecho aquí, otro contraste. Primero dijo: esclavo de la duda, como si no se pudiera ser esclavo de la certeza aun estando en el lugar correcto, como el hermano del hijo pródigo. O liberado por la duda.

Después dijo, dudas de la sinceridad, como si fuera que no hay gente sinceramente equivocada. O peor, gente no confiable.

Ahora dice: “terreno sólido”, eso tampoco es necesariamente bueno como afirma ahora.

El hijo pródigo, cuando estaba lejos tampoco hallaba terreno sólido. A diferencia del hermano, que sí creía pisar terreno sólido. ¿Esa era la solución para el “nuevo”, convertirse en alguien como el hermano del hijo pródigo? El que tiene dudas quiere saber, no terreno sólido. Quiere la verdad, no sinceros que afirman cosas sin dudar.

Hay un interrogante ¿qué aprenden los adventistas de esa parábola? Porque el destinatario de todo esto, de seguro no está sacando nada que le sirva de esa enseñanza. Ni siquiera los más antiguos, porque así como están puestas las ideas, nadie que le haga caso a la autora podrá ser el hijo pródigo, pero todos podrían ser como el hermano.

Alguno podría decir que el hijo pródigo acá no tiene nada que ver, o que esa comparación es inapropiada. Pero por lo menos hay que señalar eso, que no coincide, pero sí coincide con la mentalidad del hermano. Hasta alguien nuevo en la iglesia podría ver que es así.

 

Tus promesas son como telas de araña, y consideras a la misma luz irreal las palabras y las obras de aquellos en quienes deberías confiar.

 

Otra vez no le está dando la salida. Al que duda, le dice: “deberías confiar”, o sea nada.

¿No será que los verdaderos destinatarios de estas enseñanzas son otros? Tal vez ese nuevo, era solo uno de sus personajes inventados por la autora y que siempre utilizaba para transmitir sus ideas.

Tal vez, los verdaderos destinatarios de este mensaje, eran los miembros consagrados de su iglesia, sabemos que a la autora le preocupaba mucho que manifestaran dudas.

Incluso podría ser para los que no están dudando, con un poco de sutileza, les podría estar diciendo que son triunfadores por mantener firmes sus resoluciones, por saber controlar sus emociones y por ser tan dignos de confianza.

Además, para otros no parece ser.

 

No puedes confiar en tus sentimientos

 

LA FUERZA OBTENIDA POR LA SUMISIÓN DE LA VOLUNTAD

 

“Estarás en constante peligro hasta que comprendas la verdadera fuerza de la voluntad. Podrás creer y prometer todas las cosas, pero tus promesas o tu fe no tendrán valor hasta que hayas puesto la voluntad del lado de la fe y la acción. Si peleas la batalla de la fe con toda la fuerza de la voluntad, vencerás. No puedes confiar en tus sentimientos, tus impresiones, tus emociones, pues no son dignos de confianza, especialmente con tus ideas pervertidas; y el conocimiento de tus promesas quebrantadas y tus votos no cumplidos debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti”. (pág. 149, 150)

 

En principio acá está más claro. Por ejemplo, ahora sí le dice: “no puedes confiar en tus sentimientos”.

Este mensaje ya no parece ser para el consagrado de su iglesia, porque habla de voluntad, el consagrado ya la conoce. Entonces, el mensaje sigue siendo para alguien nuevo, aunque el destinatario parece ser otro. El problema en este caso, es la falta de acción.

De seguro esto no es para el hijo pródigo en ninguna de sus etapas, ni para el hermano.

 

Si peleas la batalla de la fe con toda la fuerza de la voluntad, vencerás.

 

Todo aquel que alguna vez estuvo en alguna iglesia falsa, no creerá en esa enseñanza, porque eso mismo le decían allá. De seguro los de su antigua iglesia siguen creyendo en eso. No es posible creer en algo falso si no es con voluntad.

De haber alguno en la congregación de la autora que vino de otra doctrina, tomará ese mensaje como posiblemente engañoso.

Ni siquiera hace falta haber estado en otra iglesia falsa, puede razonarse. Hay millones de personas que asisten toda la vida a una iglesia donde le enseñan cosas falsas. ¿Cómo lo hacen? Empiezan poniendo voluntad, evitan darle lugar a las dudas y finalmente terminan convencidos.

El hijo pródigo no podría nunca estar de acuerdo con “la fuerza de la voluntad”, porque antes de irse no quería pelear esa batalla, después de volver no necesitará voluntad, porque entonces ya habrá comprendido todo.

El hermano del hijo pródigo, sí estaría de acuerdo, al menos hasta el regreso del otro, es decir, antes de mostrar que no era libre. Pareciera que cuanto más se avanza en estas ideas, más va reflejando la mentalidad del hermano.

Si es para alguien “nuevo” tampoco le está ayudando mucho, porque si aún no ha desistido, eso es porque le está poniendo voluntad.

Sin embargo, la autora habla de la verdadera fuerza de voluntad. Pero así tendrá que dudar de la voluntad que tiene. Antes no quería que dude, ¿ahora las dudas son buenas?

 

No puedes confiar en tus sentimientos, tus impresiones, tus emociones, pues no son dignos de confianza, especialmente con tus ideas pervertidas

 

Acá pareciera que otra vez, no está bien explicado. Si esas emociones están reflejando sus ideas pervertidas, eso quiere decir que son un indicio de la existencia de esas ideas. Pero si no puede confiar en sus impresiones ni emociones, tampoco se dará cuenta que sus ideas están pervertidas, por más indicios que hubiera estado recibiendo.

Aún si se diera cuenta, después de leer toda esa enseñanza, no dirá nada. Se quedará con esas ideas reprimidas creyendo que no las tiene y los demás tampoco lo sabrán. Hasta puede ser que llegue a creer que no están pervertidas como hacen todos los que practican una doctrina falsa.

Si hasta parece un despropósito, porque le está diciendo al alguien nuevo, que no puede confiar en nada, ni siquiera en sus propias ideas o impresiones, pero sí en todo lo que le dicen en la iglesia.

Así es como empezará a sospechar que todos lo han hecho así, que aceptaron todo lo que le dijeron sin manifestar nada que pudiera ser considerado pervertido. Pero si alguien pregunta cómo lo lograron, responden: voluntad.

De hacerlo así, definitivamente se convertirá en alguien igual al hermano del hijo pródigo, quien aceptó la doctrina correcta, teniendo una mentalidad incorrecta.

 

Si peleas la batalla de la fe con toda la fuerza de la voluntad, vencerás.

 

Aunque la autora no da muchos detalles, la situación pudiera será así: el nuevo está fracasando en esa batalla, pero en vez de reconocer su incapacidad, o en vez de intentar más, le culpa a la doctrina. Por eso la autora le dice que sus ideas están pervertidas.

También pudiera ser que ya estaban pervertidas de antes y por eso fracasó, eso causó la mala impresión.

También pudiera ser que sus impresiones ya eran falsas de antes y por eso se han pervertido sus ideas, lo que devino en fracaso.

Las posibilidades parecieran ser muchas, pero en realidad no, son seis posibilidades, porque son tres elementos, sólo hay que intercambiar el orden de aparición.

Sentimientos infieles.

Ideas pervertidas.

Fracaso.

Sin embargo, por más confuso y ambiguo que parezca todo, hay una constante en todas esas posibilidades, es el fracaso. Cada uno de esos elementos es un indicio de algo negativo que llevará inevitablemente a perder esa batalla.

Por ejemplo, esas emociones infieles deberán ser consideradas como indicio inequívoco de una idea pervertida que producirá el fracaso.

Entonces, así presentado ya ni siquiera parece haber conflicto. La autora tenía razón, el conflicto era falso.

 

no son dignos de confianza, especialmente con tus ideas pervertidas”

 

Todo indica que la frase: “no son dignos de confianza”, puede ser solo una expresión, porque sabemos que en realidad quiso decir: no les creas. Eso podría ser para minimizar lo chocante de la palabra “pervertida”. O para no sonar tan autoritaria y ajustarse a la delicada situación.

Ahora, lo que no queda claro es si todo esto es una broma, o definitivamente es una burla por parte de la autora hacia las cosas de Dios.

Porque pareciera que estamos ante el remedio mismo contra todo tipo de conflicto causado por las dudas, las ideas pervertidas, la inestabilidad, el fracaso, la desconfianza, el engaño y la falsedad:

No hay que confiar en los sentimientos infieles, porque son resultado de ideas pervertidas, o al revés.

Cómo es que no se le ocurrió a otro antes. Atención la humanidad, de todos los descubrimientos hechos en la historia, este es el método infalible para solucionar cualquier falla que pudiera ocurrir durante la vida religiosa.

¿Tiene sentimientos infieles o ideas pervertidas? desconfíe de ellos o de su origen.

Este es un buen momento para hacer una pausa, porque hay que esperar que la gente deje de aplaudir y vuelva a sentarse.

Ahora, la pregunta obligada es ¿por qué la humanidad no lo hace así? Si todos los cristianos del mundo hicieran eso, se convertirían en cristianos verdaderos y terminarían las iglesias falsas. Ni siquiera habría más falsos dentro de las iglesias verdaderas.

La respuesta es bien sencilla: los cristianos falsos existen, justamente porque lo han hecho así. Todos los sentimientos serán considerados infieles cuando provienen de ideas que no coincidan con la doctrina.

Pero no deja de ser llamativa la enseñanza: no confiar en los sentimientos y en las emociones. Eso no soluciona nada, ni para la doctrina verdadera, porque podrá tener ideas pervertidas o dudas, con la misma facilidad con la que tenía esas emociones.

Que vaya alguien a una iglesia que considere falsa y escuche al predicador, a ver qué tantas emociones necesita para no estar de acuerdo. Podrá creer en algunas cosas, podrá no creer en otras y dudar del resto sin que se le interfiera ninguna emoción.

O mejor aún, que mire a los fieles asintiendo con la cabeza ante todo lo que escuchan. Inmediatamente empezará a dudar que la falta de emoción sea un buen síntoma.

 

y el conocimiento de tus promesas quebrantadas y tus votos no cumplidos debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti.

 

Ahora, decirle: “debilita tu confianza en ti”, a alguien a quien acaba de decirle que no confíe en sus sentimientos, ni en sus ideas, ni en su voluntad, porque eso es peligroso, es bastante difícil de asimilar, por decirlo de alguna manera.

Habría que hacer otra pausa, para que la gente termine de hacer fuerza para tragar. A ver si se puede resumir:

Desconfíe de sus emociones, de sus impresiones, de sus ideas y de su voluntad, porque al final, solo debilitan la confianza.

Deberían poner esa frase como subtítulo del libro. O como frase destacada en la contratapa.

Por otra parte, el hijo pródigo tampoco creerá en ese mensaje, porque no se debilitó su confianza, ni antes ni después de su viaje. Al contrario, su confianza se fortaleció a su regreso.

El hermano tampoco, porque su confianza en el padre sí se debilitó, a pesar de no haber quebrantado ninguna promesa. Seguramente por haber creído que el hermano volvió por necesidad, mientras que él estaba siendo fiel.

Sin embargo, el mensaje todavía podría ser para el consagrado de la iglesia de la autora que duda de la doctrina. Porque todo eso que dice ahí, podría ser una amenaza encubierta.

Por ejemplo: “el conocimiento de tus promesas quebrantadas”, en realidad quiere decir que todos los otros a esta altura ya se han dado cuenta.

-Verdadera fuerza de voluntad-. Quiere decir que ha sido un flojo, o que ha quebrantado las promesas porque su voluntad solo era fingida, por lo tanto él nomás tiene la culpa.

Tal vez, la autora quería lograr que los otros consagrados, cada vez que se encuentran con uno que manifiesta algunas ideas distintas, no se lo permitan o le empiecen a mirar con sospechas. A esta altura se puede esperar cualquier cosa.

 

debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti”.

 

Eso suena a manipulación típica de la autora, les está dando permiso o incluso instrucciones a los otros para que dejen de confiar en ese.

Son tantos los elementos confusos y contradictorios que contienen estas enseñanzas y también el resto de la doctrina, que darle lugar a la más mínima duda les causará un conflicto bien serio, no lo podrán solucionar. Entonces será verdad lo que dice ese último párrafo.

Que un adventista se atreva a poner en duda la doctrina aunque sea durante un minuto, no ante los demás, solo. Terminará con muchas más dudas todavía.

Eso sumado al conflicto que tendrá si llegara a decir algo, se le complica en serio. Entonces lo pensará diez veces antes de hacerlo.

 

Someter tu voluntad

 

“Pero no tienes por qué desesperar. Debes estar resuelto a creer aunque nada te parezca real ni verdadero. No necesito decirte que eres tú quien se ha puesto en esta posición no envidiable. Debes reconquistar tu confianza en Dios y en tus hermanos. A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en ti el querer y el hacer según su beneplácito”. (pág. 150)

 

Este párrafo es la continuación del párrafo anterior, está bajo el mismo título.

Ahora le dice: -debes creer aunque no creas-. Así, más que desesperado, va a quedar decepcionado, porque seguramente eso confirma lo que ya venía sospechando antes, que todos hacen eso.

Incluso quedará ofendido porque, -debes creer aunque no creas-, es prácticamente como decirle que se calle, o que vaya a dudar a otra parte.

Antes parecía que se burlaba cuando dijo haber encontrado la solución al problema de las ideas pervertidas, pero ahora confirma que no era una burla, de verdad esa era la solución. También parecía que no creía en el conflicto, ahora prácticamente lo admite.

Antes había dicho que las mejores resoluciones estaban siendo traicionadas, ahora tiene la solución: hay que estar resuelto. ¿Admitirá más adelante que no sabía lo que estaba diciendo?

Entonces, otra vez, resumidamente dice: hay que estar resuelto a no traicionar lo que se ha resuelto.

Lo que antes parecía ser resultado de una conclusión absurda, ahora lo dice directamente:

-debes creer, aunque todo te parezca falso-.

“Debes”, es algo que pareciera estar dicho por Dios en persona. Pues la autora no deja de decirlo una y otra y otra vez.

Ese párrafo no podría estar dirigido al hijo pródigo antes de irse, porque eso era justamente lo que no quería hacer. Después de volver tampoco, no necesitará que le digan: “debes creer”. Para el hermano tampoco, porque creía que ya lo había logrado.

Solo hay que imaginarse, alguien está dudando, viene alguien y le dice: a creer, punto. Le dará más ganas de irse que de dejar de dudar. Tal vez la autora prefería que los consagrados que tienen dudas, se callen o se vayan.

 

No necesito decirte que eres tú quien se ha puesto en esta posición no envidiable.

 

Primero dice: “no necesito decirte”, acto seguido, le dice nomás. O sea, le sigue culpando.

“no necesito decirte”, no es para alguien nuevo, el nuevo no sabe, por lo tanto hay que decirle. O sea que sigue siendo para el consagrado, ya no es una amenaza sino un reproche.

“no envidiable”, con eso sigue apelando a los otros. Quiere decir: no sean como ese.

 

eres tú quien se ha puesto en esta posición”

 

Hay que recordar que ese mensaje está dirigido a la misma persona a la que antes le dijo que con no conocía la verdadera fuerza de voluntad. Nadie se pone a sí mismo en la posición de no conocer algo, menos aún si es nuevo.

Alguien que ha nacido y crecido con una doctrina falsa, tampoco se ha puesto solo en esa posición. Alguien que no conoce a Cristo, tampoco. Está claro que el mensaje no es para alguien nuevo.

Antes solo parecía que le hablaba al consagrado, pero ahora tal vez por descuido, se ha delatado.

¿Qué piensan los adventistas de alguien que manifiesta dudas? Lo mismo que la autora, que él nomás tiene la culpa de todo lo que le pasa y del peligro que está representando para los demás.

Es decir que todo este mensaje, en realidad era para que los otros lo vean como una amenaza.

En otros escritos la autora dice:

 

Si habláis de vuestros sentimientos, cada duda que expreséis no reaccionará solamente sobre vosotros, sino que será una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otros, y tal vez sea imposible contrarrestar la influencia de vuestras palabras”. (El camino a Cristo, pág. 106, 107)

 

La idea es bien determinante: “imposible de contrarrestar”. El que duda lo pensará dos veces antes de decir algo, no debe ser fácil que todo el mundo que conoció de nacimiento, le culpe de todo, o le repudie, o incluso que le haga callar.

O peor aún, que le tengan miedo.

 

Más puede ser que otros que hayan sido dominados por vuestra influencia, no puedan escapar de la incredulidad que hayáis insinuado”. (El camino a Cristo, pág. 107)

 

Igual que lo anterior, “no pueden escapar”. No hay que sacar mucho cálculos para saber lo que hacen los otros con alguien que manifiesta dudas, le tratan como si fuera que están ante el mismísimo Satanás.

 

Debes reconquistar tu confianza en Dios y en tus hermanos.

 

Alguien nuevo que aún no ha logrado triunfar ¿Cuál confianza va a reconquistar? No podrá reconquistar la confianza en el Dios que no llegó a conocer, o en los hermanos a los tampoco conoció.

O peor, porque ya los está conociendo, ahora sabe que ellos no confían en él. Antes le había dicho:

 

debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti”

 

Entonces: le han dicho que sus ideas estaban pervertidas, que sus dudas eran irreales, le han culpado de todo por haber manifestado sus emociones, pero él tiene que confiar en los otros, porque si no lo hace, perderán la confianza en él.

Pero esto sí que se está poniendo lindo de verdad.

Además, si todavía no arregló la duda propia, no puede saber qué clase de dudas o fallas tiene el otro, por lo tanto tampoco podrá saber con certeza en quiénes puede confiar.

La misma autora dijo que en su congregación había cristianos falsos que pasaban desapercibidos. ¿Tiene que confiar en esos también? El nuevo no podrá saber quiénes son.

Ese mensaje tampoco podrá ser para alguien que vino de otra iglesia, porque si quiere reconquistar algo, tendrá que volver a la otra.

Si le dice eso al hijo pródigo, tal vez no se vaya. Si le dice estando lejos, se va a decepcionar mucho cuando vuelva, sobre todo del hermano.

 

A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en ti el querer y el hacer según su beneplácito.

 

Si le dice “obrará en ti”, a alguien que no confía en los demás, lo primero que va a pensar es: -si eso fuera verdad, ya habría obrado en ellos-. Así piensa alguien que no confía en los demás.

Ellos creen que sí, pero eso es porque se han sometido a la voluntad de alguien que les dijo qué resoluciones debían hacer, en quiénes debían confiar, qué debían pensar, qué y cómo debían sentir.

Entonces, “obrará en ti”, significa que terminará convertido en uno de ellos.

Ese mensaje no puede ser para el hijo prodigo antes de irse, porque así se quedará y se convertirá en alguien igual al hermano. Para el hermano tampoco, ya habría obrado en él también, sabemos que eso no pasó. Aunque de seguro él sí estaría de acuerdo con ese mensaje.

 

Debes estar resuelto a creer aunque nada te parezca real ni verdadero.

 

Entonces es así: debe creer en un Cristo al que considera falso, de manera que Dios pueda obrar en él, para así encontrar el verdadero. De ser así, todo esto vendría a ser como una especie de proceso necesario. Sin embargo, eso no coincide con “debes reconquistar tu confianza en Dios”.

Eso, otra vez parece bueno para resumir: Debes reconquistar tu confianza en todo lo que no has conquistado aún.

Elena de White, ha descripto en estos párrafos a alguien que no parece coincidir con nadie que pudiéramos suponer.

Pues, ahí estaba el artificio, el mensaje es para todos. Creer aunque todo le parezca falso, es algo que puede hacer cualquiera sobre cualquier tema. Tanto el consagrado, como el “nuevo”, con solo dejar de dudar y “someterse”, ya se le terminan todos los problemas, las dudas y las incapacidades para lograrlo.

Entonces, toda esa discontinuidad era un filtro encubierto para que a los adventistas no les quede otra que terminar creyendo en lo que le dicen, porque eso es lo que “debe” hacerse.

Además, los otros no le dejarán hacer otra cosa.

 

Debes estar resuelto a creer aunque nada te parezca real ni verdadero”

 

Eso convierte a cualquiera en un adventista, pero nunca en alguien que pone en práctica las palabras de Cristo. Por ejemplo, la parábola del hijo pródigo.

 

Puedes dominar la voluntad

 

La autora continúa unas páginas más hablando más o menos de lo mismo. Sin embargo, continúan también las ambigüedades y contradicciones.

Los siguientes son solo unos ejemplos más:

 

No puedes dominar como deseas tus impulsos, tus emociones, pero puedes dominar la voluntad y hacer un cambio completo en tu vida. Sometiendo tu voluntad a Cristo, tu vida se ocultará con Cristo en Dios”. (pág. 150)

 

No puedes dominar las emociones, dice. Debería haber dicho evitar, no dominar, porque así podría creer que los otros sí pueden. Más aún cuando sepa lo que le dice a los que nacieron en la iglesia:

Por ejemplo:

 

No solo requiere Dios que controles tus pensamientos, sino también tus pasiones y sentimientos”.

A menos que domines tus pasiones y afectos, ciertamente te desprestigiarás a ti misma y a todos los que te rodean, y traerás la desgracia a tu carácter por el resto de tu vida”.

(Mensajes para los jóvenes, pág. 74)

 

Entonces, no puede dominar los impulsos, pero sí puede dominar la voluntad, eso siempre que los impulsos se lo permitan. A no ser que esos impulsos sean un impedimento solo cuando la autora lo decide.

Otra vez se puede resumir: no puedes dominar los impulsos, pero no importa, no serán un impedimento.

Pero puede haber una explicación, es como un proceso: primero tiene que dominar su voluntad, luego tiene que someter su voluntad a Cristo, para eso se requiere voluntad. El resultado será que al final, Cristo se hará cargo.

Pero ese proceso tiene una falla, podría llegar a ponerle voluntad al servicio de un Cristo que no conoce. Si no lo conoce, es falso, así es como terminará creyendo que es el verdadero, como hacen todos los que tienen una doctrina falsa.

A no ser que la autora creyera que los que no conocen a Cristo, saben cuál es el verdadero. Al menos debería haber explicado cómo se hace para evitar caer en esa trampa. O tal vez la autora creía que eso no pasaba.

El hermano del hijo pródigo es un buen ejemplo de que es posible estar en el lugar correcto, haciendo lo correcto por haber recibido las enseñanzas correctas del maestro correcto, pero aun así seguir sin entender, creyendo que ha entendido.

También podría haber explicado por qué siempre dice que su doctrina se basa en la biblia, si nada de eso está en la biblia.

 

Pero tu voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad de camaradas por medio de quienes Satanás trabaja constantemente para entramparte y destruirte”. (pág. 150)

 

Ahora parece haber encontrado un punto medio, las voluntades cooperan. De ser así, eso no coincide con el resultado del proceso anterior. Antes había dicho que Cristo se haría cargo.

Además, hasta hace unos párrafos atrás, solo en la página anterior, tenía que confiar en los que le querían hacer el bien, también tenía que recuperar la confianza en sus hermanos. Pero ahora, resulta ser que está rodeado de gente manejadas por Satanás, que solo quiere ponerle trampas.

Esa persona todavía no ha encontrado a Cristo, pero ya sabe quiénes son los camaradas por medio de quienes Satanás trabaja. Hay una cosa que hay que reconocerle a la autora. No se le escapa una, no deja de cambiar de ideas y contradecirse.

 

Desatiende las costumbres y los fuertes llamamientos del apetito y la pasión. No des a Satanás la oportunidad de decir: "Eres un desgraciado hipócrita". Cierra la puerta de modo que Satanás no te acuse ni te desanime”. (Pág. 150, 151)

 

Entonces, es así: Satanás le convierte en hipócrita y después viene y le hace saber con insultos. Tal vez esto explique un poco todo lo anterior, la autora no sabía bien cómo se comporta Satanás.

Tampoco sabía cómo eran los hipócritas. Un hipócrita no tiene a Cristo, por lo tanto no reconocerá a Satanás por más que venga a decirle todo tipo de verdades. Es por eso que, en vez de decirle hipócrita, le dirá que siga así que todo está bien, que solo tiene fallas o debilidades igual que todos.

 

No pises en terreno del enemigo, y el Señor será tu Ayudador”. (pág. 151)

 

Es así, sabe bien cuál es el terreno del enemigo, además logra no pisarlo. Pero recién después viene la ayuda. Al parecer, el Señor solo le ayudará a lidiar con cosas que no tienen nada que ver con vencer al enemigo.

Qué bueno hubiera sido si explicaba cómo se logra no pisar el terreno del enemigo, sin el Ayudador. A no ser que la autora creyera que una iglesia falsa no es terreno del enemigo.

 

Si mantienes persistentemente la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará cautiva de la voluntad de Jesús”. (pág. 151)

 

Otra vez la emoción. Pero si antes ya le dijo que no le prestara atención y que no iba a ser un problema. Tal vez solo seguía dando más detalles de cómo será todo el proceso. O no, tal vez lo repetía por ser obsesiva.

 

Esta voluntad, que constituye un factor tan importante en el carácter del hombre, fue puesta, en ocasión de la caída, bajo el dominio de Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre el querer y hacer su beneplácito” (pág. 151)

 

Si pone la voluntad que está bajo el dominio de Satanás, quien está obrando “el querer y hacer”, terminará haciendo lo que Satanás quiera. Es decir, someterá esa voluntad a un Cristo falso que Satanás le hará creer que es verdadero, como hace con todos los cristianos falsos.

Antes no explicó cómo se evitaba esa trampa, pero ahora le está llevando directamente a ella. O tal vez la autora creía que Satanás solo podía acusar y desanimar como lo había hecho unos párrafos atrás.

 

A veces se requerirá toda partícula de voluntad que poseas” (pág. 151)

 

En el párrafo anterior, esa voluntad estaba bajo el dominio de Satanás, pero ahora ya la posee otra vez. Todo indica que la autora no creía ni en lo que ella misma decía. Cuando dice: bajo el dominio de Satanás, no lo cree, así de simple.

 

Pero el infinito sacrificio de Dios al dar a Jesús su amado Hijo, para que fuese sacrificado por el pecado, le permite decir, sin violar ningún principio de su gobierno: "Sométete a mí: dame esa voluntad; sustráela del dominio de Satanás, y yo tomaré posesión de ella; entonces yo puedo obrar en ti el querer y el hacer según mi beneplácito". (pág. 151, 152)

 

En otras palabras, hay que sacarle la voluntad a Satanás y dársela a Cristo. Según la autora, esa acción requerirá toda nuestra voluntad. Entonces confirmado, no cree que la voluntad esté bajo el dominio de Satanás. Además lo dice, casi literalmente:

 

No puedes dominar como deseas tus impulsos, tus emociones, pero puedes dominar la voluntad”. (pág. 150)

 

Se nota que la autora estaba totalmente convencida que los nuevos en la iglesia, o los de afuera, siempre se dejan llevar por los impulsos y emociones. Eso no es verdad, la mayoría de ellos también tiene que levantarse temprano para ir a trabajar y cuidar de su familia como todo el mundo.

O tal vez todos estos mensajes siguen siendo para los antiguos de la iglesia, para hacerle creer que con voluntad han triunfado y por eso ya no se dejan llevar por emociones, como si eso fuera referencia. Es posible que todos los falsos cristianos creen ser verdaderos, por estar convencidos que ha habido un cambio en sus vidas.

El interrogante ahora es, por qué la biblia no dice nada de todo eso, sustraer la voluntad, etc.

También dice:

 

No puedes dominar como deseas tus impulsos”.

 

Debería haber dicho: -lo que deseas-. Porque ahora tampoco cree que Satanás domina su querer. Ahora pareciera que tiene buenos deseos, pero el problema es que sus impulsos le impiden cumplirlos.

Si Satanás domina el querer de una persona, entonces esa persona no querrá desear dominarlos. O tal vez la autora creía que Satanás deseaba perder el dominio.

Antes dijo:

 

bajo el dominio de Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre el querer y hacer su beneplácito”

 

De ser así, entonces menos mal que no puede dominar como desea los impulsos. El desastre que estaría haciendo.

Si Satanás fuera un poco más astuto, en vez de dominar el querer y el hacer, dominaría solo su querer, y después dejaría que haga lo que quiera. A no ser que la autora creyera que Satanás no es tan ocurrente.

Lo único que le falta a todo esto, es que la autora tampoco creyera que Cristo podría dominar la voluntad luego de terminar todo el proceso de trasferencias de voluntades.

 

Pero debes recordar que tu voluntad es la fuente de todas tus acciones”. (pág. 151)

 

Antes había dicho que entregara su voluntad a Cristo, entonces esas acciones no son tantas como para haber dicho “todas tus acciones”, era una sola: entregar la voluntad.

Es decir que tampoco creía que esa voluntad sería dominada por Cristo.

Por otra parte, toda esta enseñanza es totalmente inapropiada para los jóvenes que pudieran estar en situación de abuso, maltrato, desamparo, desnutrición, abandono, persecución, represión, ignorancia, etc.

Todos elementos absolutamente compatibles con cualquier miembro de su congregación. Garantizado. ¿O es que los adventistas hacen auditoría de la vida familiar de todos sus miembros antes de darles estas enseñanzas? No lo hacen.

Decirle algo como -tus acciones son resultado de tu voluntad-, a cualquiera que esté en una situación así, más si es joven o niño, debería ser considerado una seria violación a su derecho de recibir la debida protección por parte de los adultos.

Sus acciones no son resultado de su voluntad, sino de los abusadores, de los perseguidores, o de los que le han desamparado.

 

Párrafos parecidos

 

Lo siguiente es una recopilación de párrafos del libro: El camino a Cristo, escrito por la misma autora y que contienen las mismas enseñanzas que estas.

 

Uno de los párrafos pertenece al libro: Mensajes para los jóvenes, entre las páginas 149 y 150.

El otro, pertenece al libro: El camino a Cristo, entre las páginas 42 y 43.

El hecho que los párrafos sean parecidos, indica que los libros han sido editados de los escritos originales de la autora.

Eso despierta un interrogante: qué tanto lo han editado, o modificado de los originales. No solo esto sino el resto de sus escritos.

 

1

Con frecuencia te desanimas al encontrarte débil en poder moral” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“Deseáis hacer su voluntad, mas sois moralmente débiles” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

2

esclavo de la duda y gobernado por los hábitos y las costumbres de tu vieja vida de pecado” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“sujetos a la duda y dominados por los hábitos de vuestra mala vida” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

3

Tus promesas son como telas de araña” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“Vuestras promesas y resoluciones son tan frágiles como telas de araña” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

4

No puedes dominar como deseas tus impulsos, tus emociones” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“No podéis gobernar vuestros pensamientos, impulsos y afectos” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

5

el conocimiento de tus promesas quebrantadas y tus votos no cumplidos debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“El conocimiento de vuestras promesas no cumplidas y de vuestros votos quebrantados debilita vuestra confianza en vuestra propia sinceridad” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

6

Pero no tienes por qué desesperar” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“mas no necesitáis desesperar” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

7

Estarás en constante peligro hasta que comprendas la verdadera fuerza de la voluntad” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“Lo que necesitáis comprender es la verdadera fuerza de la voluntad” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

8

Pero debes recordar que tu voluntad es la fuente de todas tus acciones” (Mensajes para los jóvenes, pág. 151)

“Todas las cosas dependen de la correcta acción de la voluntad” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

9

A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en ti el querer y el hacer según su beneplácito” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“Podéis darle vuestra voluntad, para que él obre en vosotros, tanto el querer como el hacer, según su voluntad” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

10

Tu naturaleza entera será puesta entonces bajo el gobierno del Espíritu de Cristo” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“De ese modo vuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

11

hasta tus pensamientos le estarán sujetos” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“vuestros pensamientos se pondrán en armonía con él” (El camino a Cristo, pág. 42)

 

12

puedes dominar la voluntad y hacer un cambio completo en tu vida” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“Por medio del debido ejercicio de la voluntad, puede obrarse un cambio completo en vuestra vida” (El camino a Cristo, pág. 43)

 

13

Sometiendo tu voluntad a Cristo tu vida se ocultará con Cristo en Dios, y se unirá al poder que está por encima de todos los principados y las potestades” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“Al dar vuestra voluntad a Cristo. Os unís con el poder que está sobretodo principado y potestad” (El camino a Cristo, pág. 43)

 

14

Tendrás fuerza procedente de Dios que te mantendrá unido a su fuerza” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“Tendréis fuerza de lo alto para sosteneros firmes, y rindiéndoos así constantemente a Dios” (El camino a Cristo, pág. 43)

 

15

te será posible alcanzar una nueva luz, la luz misma de la fe viviente” (Mensajes para los jóvenes, pág. 150)

“seréis fortalecidos para vivir una vida nueva, es a saber, la vida de la fe” (El camino a Cristo, pág. 43)

 

16

Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo” (Mensajes para los jóvenes, pág. 149)

“Cuanto más lucháis por escaparos, tanto más comprendéis vuestra impotencia” (El camino a Cristo, pág. 43)

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