sábado, 7 de septiembre de 2024

Los ángeles leales según Elena de White


Los párrafos mencionados a continuación pertenece al libro: Alza tus ojos, escrito por Elena G. de White profeta de la iglesia adventista del séptimo día.

La autora explica cómo fue el inicio del pecado, cómo realizó Satanás la revolución en el cielo y por qué Dios no lo destruyó.

 

 

La semilla del error

 

Desde la caída de Satanás ha existido enemistad entre la verdad y la falsedad. El ser que ahora se dedica en forma tan constante a sembrar la semilla del error, ocupó una vez una de las posiciones más exaltadas en las cortes celestiales”. (Alza tus ojos, pág. 75)

 

Como era muy usual en los escritos de la autora, se puede encontrar una gran cantidad de detalles que no solamente no están en la biblia, sino que no son muy fáciles de asimilar, por decirlo de alguna manera. Por ejemplo:

 

Desde la caída de Satanás ha existido enemistad entre la verdad y la falsedad”

 

Podría haber dicho: confusión entre la verdad y la falsedad. O también: desde la caída ha habido engaño, enemistad o falsedad. Porque así como lo dijo, pareciera que antes la verdad y la falsedad no estaban enemistadas y la caída vino a poner las cosas en orden.

Ni siquiera están así de enemistadas, si así estuvieran sería todo más fácil. Mucho peor sería todo en ese entonces, cuando la caída era reciente. Pero claro, la autora seguramente consideró que la palabra “enemistad” quedaba bien porque estaba hablando de Satanás.

 

El descontento

 

El descontento comenzó en el cielo debido a que Satanás no pudo tener la posición que codiciaba. El descontento y la desconfianza nunca antes habían entrado en corazón alguno”. (Alza tus ojos, pág. 112)

 

Satanás estaba codiciando una posición que no le correspondía ¿pero la autora señala el descontento? Eso comparado de la codicia que lo causó, era lo de menos. Tal vez quería enfocarse en las consecuencias del pecado y no tanto en el origen.

Menos mal que en el cielo no señalaron al descontento como causante de todo, porque entonces habrían creído que la codicia era una consecuencia, incluso necesaria para motivar la búsqueda del elemento que eliminara el descontento, y no la habrían reconocido siquiera como un pecado.

 

Malas sospechas

 

Recuerden que fue el espíritu de envidia y de malas sospechas, acariciadas en el corazón del ángel rebelde, lo que dio comienzo a la mala obra que abrió las compuertas de la miseria sobre nuestro mundo”. (Alza tus ojos, pág. 112)

 

Con esto confirma que no está hablando del origen del pecado, porque ahora vemos que el error que cometieron, fue acariciar las sospechas y la envidia en el corazón. Eso indica que ya existían, es posible incluso que ya existieran también los otros seis pecados capitales.

Pero más allá de eso, todo indica que, albergar esos sentimientos y pensamientos malignos fue y será el origen de todas las “malas obras”. Seguramente habrá que tenerlos controlados, por algo dice: recuerden.

De ser así, entonces ¿por qué no lo hicieron así de entrada? Porque así como está planteado todo, el pecado y la rebelión, se podían haber evitado con una solución no muy compleja, algo que nosotros también podemos hacer: controlar los malos sentimientos.

Aunque esos sentimientos no parecen haber originado el mal, según ese párrafo son la razón de su actual existencia.

Pareciera incluso que Satanás no originó mucho, pionero puede ser pero no más que eso, ni siquiera hizo vanguardia. Está sobrevalorado, si hasta es comprensible que pecara, más aún si no sabía bien lo que hacía, como explica la autora en el siguiente párrafo.

 

Sugerencias para el mal

 

Cuando Satanás comenzó su mala obra, él mismo no vio a dónde habría de conducirlo. Pero los pensamientos que había estado albergando se manifestaron después de un tiempo en sugerencias para el mal, y éstas, difundiéndose entre los ángeles, condujeron a la gran rebelión que fue el comienzo de toda desgracia y miseria que han caído sobre la humanidad”. (Alza tus ojos, pág. 112)

 

El interrogante es: ¿los otros ángeles tampoco sabían a dónde habrían de conducirles esas “sugerencias para el mal”? Porque seguramente también habrá habido alguna sugerencia para el bien por parte de Dios.

Qué lástima que la autora no explica esa parte, porque la desobediencia o la incredulidad, o incluso el alojamiento de esos pensamientos, eran cosas que podrían haber controlado. Pero la ignorancia ya es otra cosa, solo Dios podría haberles dicho la verdad.

Satanás no vio lo que hacía, o sea que Dios le dio posiciones exaltadas ¿pero no le dio el instructivo básico? Antes, parecía sobrevalorado, pero ahora ya está empezando a parecer inocente.

Entonces, ahora que sabemos que la ignorancia fue incluso anterior a los malos pensamientos. Podríamos hacer una cronología:

 

envidia – ignorancia – malos pensamientos – descontentos – se manifestaron- sugerencias para el mal – se difundieron entre los ángeles – condujeron a la rebelión – ese fue el comienzo.

 

Podemos ver que solamente el tercer paso fue obra de Satanás: malos pensamientos, eso fue lo único evitable.

Porque la envidia y la ignorancia ya estaban. El descontento “comenzó” a causa de los malos pensamientos que “se manifestaron” en sugerencias para el mal. Estas “se difundieron” entre los ángeles, dice la autora que al parecer le gustaba mucho la palabra: “se”.

Cada vez que la autora recurría a frases impersonales, es porque necesitaba evitar ser específica. En este caso era para evitar culpar directamente a los ángeles la tarea de haber difundido el mal.

No está claro por qué lo hizo así, pero debe ser porque “se difundieron”, no indica quiénes lo hicieron, pero tampoco quiénes pudieron evitarlo. O tal vez para dar a la situación la categoría de inevitable una vez comenzada.

Podría haberle atribuido todo a Satanás y listo, así no generaba tantos interrogantes sobre estas situaciones difíciles de entender, porque así, Dios es el único que está quedando como responsable de todo, por tener a los ángeles en la ignorancia.

La pregunta es ¿-se sabía- que esas sugerencias para el mal, eran malas? Todo indica que no sabían.

Antes vimos que los malos pensamientos fue lo único evitable, ahora vemos que ni eso, porque eran resultado de la ignorancia. Entonces, ahora sí, claramente Satanás no tiene la culpa de nada, nadie nace sabiendo. Ni siquiera exploró el mal ni avanzó en su implementación, porque esas cosas “se difundieron”.

Al final no sabemos de donde salieron esos males, probablemente nadie sepa, pero al menos sabemos lo más importante, como evitarlos: no hay que acariciar en el corazón, el espíritu de envidia y de malas sospechas.

 

Los ángeles santos

 

Satanás es un engañador. Cuando pecó en el cielo, ni siquiera los ángeles leales alcanzaron a discernir plenamente su carácter. Esta es la razón por la cual Dios no lo destruyó de inmediato. Si lo hubiera hecho, los ángeles santos no habrían comprendido la justicia y el amor de Dios. Una duda acerca de la bondad de Dios habría sido como semilla del mal que habría producido el amargo fruto del pecado y la miseria”. (Alza tus ojos, pág. 75)

 

Ahora por fin se entiende por qué necesitaba la ignorancia, era para explicar el motivo por el cual Satanás no ha sido destruido.

Antes dijo que Satanás ocupaba posiciones exaltadas en el cielo. Ahora resulta ser que, en medio de una especie de inconsciente colectivo celeste, es posible tener posiciones exaltadas. Si no sabían lo que estaba mal, tampoco podían saber lo que es digno de ser exaltado. Lo más probable es que ni Satanás supiera bien el puesto que ocupaba.

 

-los ángeles no alcanzaron a discernir el carácter de Satanás-

 

Y claro, si no comprendían la justicia y el amor de Dios, tampoco habrían podido comprender sus opuestos. Nadie sabe quién es el malo, si antes no sabe cómo se comportan los buenos.

“Satanás es un engañador”, dice la autora en su afán de justificar a los ángeles leales. No queda claro si por descuido o para burlarse, pero confiesa así que los ángeles leales también habían sido engañados.

 

Ni siquiera los ángeles leales alcanzaron a discernir”

 

Sigue recurriendo a la ignorancia, como si fuera que porque no sabían lo que hacían ya quedan justificados. De ser así, debería justificar también a los otros. Incluso a Satanás, dijo que tampoco sabía.

Además, cuando dice: “ni siguiera”, quiere decir: -menos aun los otros, los rebeldes-. Es otras palabras, nadie sabía nada.

Antes Satanás parecía inocente, ahora pareciera que los ángeles rebeldes también.

 

Temor

 

Si Satanás hubiera sido inmediatamente destruido, los ángeles y seres de otros mundos habrían servido a Dios por temor antes que por amor”. (La gran esperanza, Página 11)

 

Es llamativo que Dios les haya preparado todo un plan para darles una lección de amor y justicia a los ángeles, mandándole a Satanás al mundo. Pero a nosotros solamente se nos advierte que no hay que acariciar cosas malas en el corazón.

Podría haberles dicho eso mismo a los ángeles desde el principio, cuando recién se estaban difundiendo aquellas sugerencias. O podría darle una lección de justicia y amor a la humanidad, ya que parece tan buena idea.

Por ejemplo, mandándole a Satanás y a sus ángeles a esos otros mundos que menciona y dando su vida para salvar a sus habitantes. Así nosotros aprenderíamos de la misma manera que los ángeles. Pero no, nos tocó a nosotros.

¿No estará Dios cometiendo con nosotros el mismo error que cometió en el cielo desde el principio? Porque al parecer, está dando por sentado que la humanidad sí conoce la justicia y el amor de Dios. Sería un error pensar eso, porque a la vista está que la gente no las conoce.

Pues no, porque el error que cometió, fue que les dio libertad siendo ellos ignorantes. Es por eso que, de nosotros no espera nada, nos da leyes que hay cumplir y especifica bien cuáles son. Seguramente también es por eso que la biblia dice tantas veces: no temas.

Incluso amar ahora es un mandamiento, ya no es algo que Dios espera que hagan sin temor. La libertad que tenemos es elegir, dice la autora, también fiel a su estilo.

 

Cada uno debe decidir por sí mismo si obedecerá y vivirá o desobedecerá y perecerá”. (Alza tus ojos, pág. 123)

 

Sin embargo, más bien pareciera que Dios es el que elige, ahora que puede. A nosotros no se nos dará ninguna prueba de amor y justicia. A creer, punto. Algunos se irán con Dios, otros con Satanás, no hay mucho más que eso.

En cambio el cielo no, ahí Dios no podía elegir, ya había empezado la rebelión, de manera que o hacía algo ya, o probablemente le destituían, o al menos quedaba sin personal.

Además, se nos está advirtiendo de todo, así que nadie más podrá ya escudarse detrás de la impunidad que otorga la ignorancia. Se nota que Dios también aprende de los errores, o tal vez no, tal vez solo hace lo que puede con lo que hay.

 

Semilla del mal

 

Por todo lo dicho hasta ahora en estos párrafos, y haciendo un resumen, se podrían sacar las siguientes conclusiones:

La amargura y la miseria eran elementos existentes en el cielo, de hecho había mucho más que eso, desgracias, descontentos, envidias, etc.

Si Satanás hubiera sido destruido, el mal quedaría para siempre, dijo la autora, porque la semilla del mal ya estaba plantada. Eso quiere decir que la maldad y los pecados podrán existir sin Satanás, al parecer, no dependen de su existencia.

Antes parecía inocente, ahora parece que solamente no tuvo nada que ver con el pecado. Aunque eso tampoco es verdad, porque su existencia nos asegura que no dure para siempre. Entonces debe ser por eso que no lo destruyó, no fue para darles una lección de justicia a los ángeles, como dijo.

Aunque podría haber otra razón: chivo expiatorio. Claro, sin su presencia no tendríamos a quién señalar como el culpable de todo. La verdad es que era preferible aquel Satanás inocente, y no este otro, culpable de todo sin razón aparente.

Más de uno se estará preguntando, ¿no le habrá creado Dios, solo para culparle de todo lo malo que surgió durante la creación? O tal vez solo emergió como parte inevitable de esa creación, como afirman algunos.

Satanás no fue destruido, para que los ángeles no le sirvan por temor, dice la autora. Pero eso comparado con el mal que quedaría para siempre, era lo de menos. ¿Por qué la autora siempre le daba más importancia a lo menos? Esta vez no, porque ya vimos la ignorancia era el origen de todo, había que erradicarla.

 

Ni siquiera los ángeles leales alcanzaron a discernir plenamente su carácter”

 

A esos ángeles que no discernían a Satanás, que no conocían el amor ni la justicia de Dios, que tenían plantada la semilla de la maldad, que tenían más miedo que amor, que no tenían fe, son los que ahora se les conoce como leales. ¿Por descarte? Claro, los otros eran rebeldes.

Más de uno estará pensando que la lealtad era una de sus características menos significativas, que la autora otra vez le estaba dando importancia a lo de menos. Porque más que leales, alguno les habría calificado de temerosos, incrédulos e ignorantes.

 

Una duda acerca de la bondad de Dios habría sido como semilla del mal”

 

Con eso se entiende la existencia de esas “posiciones exaltadas” en medio de la total ignorancia. Claro, la mínima duda produce miserias y males. En cambio la total ignorancia, al parecer no le tocaba un pelo al cielo.

 

semilla del mal que habría producido el amargo fruto del pecado”.

 

Dios no destruyó de inmediato a Satanás, porque la semilla ya había sido plantada. ¿Era broma, no?

Claro que no, porque después de idear un plan para erradicar esa duda y que el mal no se instalara, se le destruye diciendo, y apuntándole con el dedo: -ese era la causa de todos los males-. Esos son planes.

No deja de ser llamativa la frase, “no lo destruyó de inmediato”. No lo destruyó, hubiera sido suficiente. Porque así como lo dijo, da lugar a un interrogante: ¿pudo haberle destruido antes que la duda se instalara? De haber podido, entonces no sabemos por qué no lo hizo, la autora al menos no explicó esa parte.

Después, cuando la semilla ya estaba plantada, suponemos que ahí sí habría podido, pero ya era tarde. Entonces, Dios no lo destruyó de inmediato, porque ya era tarde. Sí, era broma.

Otro interrogante, ¿Satanás, qué función cumple? Porque la duda de los ángeles, de seguro ya habrá sido solucionada. ¿Tiene otros motivos para que siga existiendo? La autora también se olvidó de explicar esa parte.

El tema es que necesitamos saber, ya vimos que no hay que darle más lugar a la ignorancia. Tal vez Dios se dio cuenta que la ignorancia es imposible de erradicarla del todo, por eso ha hecho nuevos planes, ahora hay que tener fe.

 

habrían servido a Dios por temor antes que por amor”

 

Si hubiesen servido por temor, entonces era posible de hacerse. De seguro no era la voluntad de Dios rodearse de temerosos, pero posible era.

De manera que, para evitar quedarse con los temerosos, ideó un método de enseñanza para que aprendan lo que es el amor. Es decir, se quedó con los temerosos. Y bueno, era lo que había.

Los otros tal vez sí eran valientes, pero con esos no podía hacer nada porque eran rebeldes. Tampoco podía enseñarles la bondad y la justicia a los otros, porque eran burros. Sin bien la autora no dijo eso, hay que entender que ella no podía saber todo.

Después de todo lo ocurrido, más lo que ocurriría después, o mejor dicho, lo que continúa ocurriendo, a la autora se le ocurrió señalar lo previsor que era Dios. ¿De verdad? Tal vez era otra de sus bromas.

¿Estará implementando también una forma de erradicar ese miedo? Porque erradicar la ignorancia, no necesariamente hace valiente a nadie, seguirá con los temerosos.


Los ángeles leales


Otra cosa que la autora no explicó, es por qué Dios no les enseñó todo lo que necesitaban saber, antes de que todo ocurriera.

Hizo todo al revés, primero les dejó elegir, y después recién les enseñó quién era quién. Habrá que suponer entonces que no había forma de hacerles saber antes, Dios lo habría hecho, sabemos que es previsor.

Eso quiere decir que, si no fuera por el pecado, los ángeles santos no habrían comprendido nunca jamás el amor y la justicia de Dios. Puede ser, algunos creen eso, que todo lo ocurrido era parte de algo necesario. Además nadie sabe bien como fueron las cosas.

La pregunta es ¿Dios no la vio venir? Con unos ángeles como esos, hasta un niñito de cinco años que pasó por enfrente la habría visto venir. Se muestra muy previsor, pero no pudo evitar todo este mal resultante de esos hechos. Tal vez porque solo nos afecta a nosotros, no a ellos.

La autora tampoco explicó cómo es que la sola decisión de no destruir a Satanás de inmediato, logró erradicar toda la ignorancia. Creemos que ahora sí ya conocen el verdadero carácter de Satanás.

Tal vez no lo comprendieron enseguida, tal vez tardaron un tiempo, seguramente cuando Cristo dio su vida en sacrificio. Suponer eso, es bastante inquietante, ya que nos hace suponer que desde que el pecado comenzó, hasta cuando sea que aprendieron, los ángeles puros y santos estuvieron:

 

Dudando de la bondad de Dios.

Desconociendo el verdadero carácter de Satanás.

Desconociendo la justicia y amor de Dios.

Cultivando y sufriendo la semilla del pecado y la miseria.

Desinteresados en la desgracia humana originados por su temor imperante. Aunque esto último pudiera ser consecuencia lógica de no conocer el amor y la justicia.

Ignorando el futuro aterrador de los ángeles caídos que irían al infierno, o donde probablemente ya estaban. Eso sí que les habría asustado.

Pero nada de eso habría significado nada, si no fuera porque a pesar de todo eso, estaban en el grupo de los llamados: leales.

Incluso puede que todavía sigan ignorando todo eso, tal vez por eso Satanás sigue existiendo. Pero no, porque antes vimos que era mejor que siga existiendo, porque sin Satanás el mal quedaría para siempre. Que ni se le ocurra dejar de existir.

A esta altura, el mayor interrogante no es por qué Dios los llamó leales, sino por qué se quedaron.

¿Por qué habrían de ser leales a un Dios del que dudaban si era bueno, del que desconocían si era justo o si había que amarle o temerle? Una de las razones podría ser, porque mientras Satanás albergaba la envidia, ellos albergaban la pereza y por eso no quisieron unirse a él, y claro, los perezosos no quieren ir.

Puede ser, porque como vimos, las perversiones ya existían. O tal vez la misma cobardía que ya sabemos que tenían, les impidió también revelarse. Menos mal que no fue lujuria lo que albergaron, ahí sí que habrían sido todos expulsados.

La autora dice lo siguiente respecto a la tentación:

 

(Hablando de Cristo) “No podría haber sido tentado en todas las cosas como el hombre es tentado si no hubiera existido la posibilidad de que cayera. Fue un agente libre, puesto a prueba, tal como lo fue Adán y como lo es el hombre.

A menos que exista la posibilidad de ceder, la tentación no es tentación”. (Alza tus ojos, pág. 88)

 

Es decir que tienen que estar las dos opciones. Esa misma lógica podría utilizarse para los ángeles. Dada su ignorancia, no tenían la posibilidad de elegir, porque no conocían las opciones. Era absolutamente comprensible que algunos siguieran a Satanás, ni siquiera sabían que era un engañador.

Eso explica el plan para terminar con la ignorancia en los leales. Sin embargo, eso convierte a esa lealtad en, al menos, dudosa.

Además, los otros tampoco sabían, fueron expulsados por no saber, eso también convierte a su rebeldía en dudosa.

Es posible incluso que alguno de esos llamados leales, en realidad hubiese preferido irse con Satanás, pero por ignorancia se quedó con Dios, pero como ya era tarde cuando aprendió, ahora dice: -Sí, yo siempre fui leal-, mientras mira de reojo a los costados.

Los leales ni siquiera tenían fe. De haber tenido fe, Dios en vez de necesitar hacerles ver el amor y la justicia, les habría dicho y listo, le habrían creído. Pero no, al parecer tienen que ver para creer. ¿Esos son los leales?

Oportuno es recordar la manera en que la autora se refiere a Satanás en el primer párrafo:

 

El ser que ahora se dedica en forma tan constante a sembrar la semilla del error”

 

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