sábado, 5 de marzo de 2016

Satanás: El justiciero



Los siguientes párrafos pertenecen al libro: El gran conflicto, escrito por Elena de White, fundadora de la iglesia adventista del séptimo día.


El libro relata extensamente lo acontecido durante destrucción de Jerusalén. Como puede verse en el siguiente párrafo, la autora también va sacando conclusiones basándose en esos hechos, lo cual según se avanza en la lectura va convirtiendo a Satanás en un justiciero.


“Los padecimientos de los judíos son muchas veces representados como castigo que cayó sobre ellos por decreto del Altísimo. Así es como el gran engañador procura ocultar su propia obra. Por la tenacidad con que rechazaron el amor y la misericordia de Dios, los judíos le hicieron retirar su protección, y Satanás pudo regirlos como quiso”. (pág.39)


La autora asegura que la destrucción de Jerusalén no fue un castigo de Dios. Pero según el siguiente párrafo, la destrucción da testimonio del proceder de Dios:  


“Nunca se dio un testimonio más decisivo de cuánto aborrece Dios el pecado y de cuán inevitable es el castigo que sobre sí atraen los culpables”. (pág. 40)


El párrafo habla de un testimonio, eso quiere decir que lo sucedido con Israel aporta evidencias del proceder de Dios, cuando antes se dijo que los padecimientos fueron resultado de la obra de Satanás. También habla de “culpables”, cuando antes había dicho que no habían sido castigados.
Al parecer, las obras de Satanás no sólo dan testimonio de la voluntad de Dios, sino que obedecen a su voluntad.

El párrafo destaca la grandeza esos acontecimientos diciendo: “nunca se dio un testimonio más decisivo”. Sin embargo, esa grandeza también dependía de Satanás y su ensañamiento. En otras palabras, nunca hubo un testimonio más grande acerca de la justicia de Dios, que el realizado por Satanás.
La autora confirma la idea de un Satanás justiciero cuando asegura que la destrucción de los malvados es un acto de justicia de Dios. Esas dos ideas, aquí puestas juntas, muestran a lo que nos llevan las conclusiones de la autora:


“Las horrorosas crueldades perpetradas durante la destrucción de Jerusalén demuestran el poder con que se ensaña Satanás sobre aquellos que ceden a su influencia”. (pág.39)

“para que todos puedan ver la justicia y la misericordia de Dios en la completa destrucción de aquéllos”. (pág. 52)


La autora refuerza aún más la idea de justica asegurando que esos acontecimientos son un castigo a los culpables:


“Los judíos habían forjado sus propias cadenas; habían colmado la copa de la venganza”. (pág. 39)

“cuán inevitable es el castigo que sobre sí atraen los culpables”.


Por increíble que parezca, la autora dice “castigo” y dice “culpables”. Luego, sin que le tiemble mucho el pulso, dice que Dios no castiga. No caben más dudas que Satanás es quien hace justicia.  
Satanás se encarga de destruir a los que Dios aborrece, está a su servicio. ¿No era que no había verdad en él? ¿No era un engañador? pareciera que no, hasta parece predecible y justo.
De pronto Satanás ya no es un engañador, es un esbirro de Dios. Hace lo que se espera de él y pone en la tierra un poco de orden.

Retírese todo cargo de destructor de personas y pueblos, culparle sería igual que culpar a un verdugo de asesinato. Los destruidos son los únicos culpables.
¿Así se conoce la justicia de Dios, gracias a ese testimonio?
Pareciera que Cristo, sus enseñanzas y su muerte en la cruz no significan nada a la hora de entender la justicia de Dios. Para Elena de White, la justicia de Dios no quedó demostrada con la muerte de Cristo, sino que vino a verse después, cuando Jerusalén fue totalmente destruido.

Ante la presencia de un Satanás tan predecible, el interrogante que aparece es: ¿Qué pasaría si Satanás no hiciera esa tarea? ¿Igualmente los malvados se destruirán a sí mismos victimas de su propia iniquidad?

“Dios no asume nunca el papel de verdugo”

Qué lástima que Satanás destruye a los malvados justo en el momento del abandono. Nos quedamos sin saber que haría Dios con esa copa colmada de venganza si Satanás no hiciera lo suyo. Ahora nunca sabremos cómo se comportaría Dios después de que alguien traspase los límites de su paciencia.
¿Se quedará así para siempre o se irá calmando a medida que pase el tiempo?

“Satanás pudo regirlos como quiso”

Qué falta de astucia la de Satanás, si pudo regirlos como quiso, entonces lo que hiso dependía de su voluntad, es decir, pudo no hacerlo. Sin embargo procedió igual y destruyó a los malvados. ¿No habría sido más astuto de su parte no destruirlos? Su causa avanzaría más rápido y tendría muchos más adeptos. Habría muchos más malvados en el mundo y para colmo sin esperanzas ya que Dios los había abandonado.
En vez de destruir a los judíos y culparle a Dios de verdugo, podría haberlos dejarlos vivir para después acusarle a Dios de que el pueblo que Él fundó es malvado. Dios quedaría como inepto, lo cual es peor que verdugo.
¿No sería bueno para su causa no destruir a los judíos para que Dios siga impacientado? Un Dios impacientado ya no puede derramar tanto amor hacia la humanidad. Hasta incluso es probable que quede frustrado y ansioso.

El siguiente párrafo habla de la destrucción de Israel, pero como está dicho en presente, trasforma los acontecimientos en sentencias que predicen el futuro.


“Dios permite que los malvados prosperen y manifiesten su enemistad contra él, para que cuando hayan llenado la medida de su iniquidad, todos puedan ver la justicia y la misericordia de Dios en la completa destrucción de aquéllos”. (pág. 52)


Es llamativa la falta de astucia de Satanás, no solamente destruye lo que Dios aborrece, sino que gracias a esa acción logra que los cristianos se hagan muy fieles a Dios, por temor a esa destrucción, claro, después de semejante testimonio, no querrán que les pase lo mismo.
Para colmo Satanás acusa a Dios de verdugo, que tonto, tranquilamente se podría proclamar él como el verdadero proveedor de justicia y orden, aunque esto último tal vez no lo puede hacer, es que la biblia dice que Satanás miente siempre. 

En referencia a la astucia de Satanás, la autora dice lo siguiente:


“Él (Satanás) es demasiado astuto para presentarse abierta y osadamente con sus tentaciones, pues se despertarían entonces las adormecidas energías del cristiano, y confiaría en el fuerte y poderoso Libertador. Pero Satanás se presenta inadvertidamente y trabaja disfrazado a través de los hijos de la desobediencia que hacen profesión de piedad”. (Mensajes para los jóvenes Pág. 50)


Se nota que cuando Satanás destruyó a los judíos y a Jerusalén estaba haciendo una excepción a esa regla. Por haber actuado así, ahora los adventistas tienen un poderoso testimonio de cuanto aborrece Dios al pecado. De hecho ha logrado exactamente eso que la autora dice que, por astucia, no quiere lograr, les hace despertar a los adventistas las adormecidas energías del cristiano, y por es eso que confían en el fuerte y poderoso Libertador.
Es tan poca la astucia de Satanás, que no solamente destruyó a quienes estaban de su lado, sino que por esa acción sumó gente a la causa de Dios.
Oportuno es recordar un párrafo, escrito por la misma autora, que habla de cómo se hiso Dios para sumar gente para su causa.


“Si Satanás hubiera sido inmediatamente destruido, los ángeles y seres de otros mundos habrían servido a Dios por temor antes que por amor”. (La gran esperanza, Página 11)


Al parecer, la falta de astucia ahora es de Dios, por no querer que le teman y por no querer que le llamen verdugo, se rodea de gente que le teme a Satanás, a su poder y a su ensañamiento. Eso es peor, porque no solamente Dios se queda igual con la gente que no le ama, sino que además le tiene miedo a Satanás.
En conclusión, los cobardes que ni siquiera aman a Dios, serán salvos. Al igual que los ángeles esos, que ante las dos opciones, amar o temer, impera en ellos el temor.

La autora no dice nada de los romanos cuando relata la destrucción, ellos destruyeron a Jerusalén, engañados por Satanás, seguramente pensaron que estaban haciendo lo correcto. ¿Por qué Satanás no destruyó a los romanos, o a los griegos o a los pobladores de pueblos paganos? Tal vez porque si los hubiera destruido, estos no hubieran destruido a Israel, pareciera que de repente le volvió la astucia.
Refiriéndose al trato que Dios otorgó a los judíos, la autora declara lo siguiente:


“La parábola de la higuera estéril representa el trato bondadoso de Dios con la nación judía. Ya había sido dada la orden: "Córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?" (S. Lucas 13: 7), pero la divina misericordia la preservó por algún tiempo” (pág. 31)


¿Por qué nunca se dio la orden de destruir a los romanos alegando que no hay motivos para que ocupen la tierra? Debería haberlo hecho, más aun teniendo en cuenta que los romanos serían responsables de fundar, según la autora, el satánico poder papal.


“La doctrina de la supremacía papal se opone abiertamente a las enseñanzas de las Santas Escrituras. Sólo por usurpación puede el papa ejercer autoridad sobre la iglesia de Cristo”. (pág. 55)


Alguien tendría que haberle explicado a Elena de White que ni el papa ni ella ni nadie pueden, por usurpación, ejercer autoridad sobre la iglesia de Cristo. En cambio sí pueden ejercer autoridad en una falsa iglesia de Cristo, lo cual ni siquiera es monopolio del papa.

A pesar del desastre que ocasionaría todo eso, Dios no les quitó la protección a los romanos. ¿Por qué?
Elena de White no explica nada de eso, pero asumimos que los romanos no le dieron motivos para que Satanás los destruyera, ellos no habían estado del lado de Dios, esa sería la razón. Eso quiere decir que una vez que alguien se pone del lado de Dios no debe volverse atrás, porque Satanás se cobrará venganza contra él.
Este es el punto donde se evidencia el propósito principal de toda esta enseñanza, se está haciendo una advertencia a los cristianos. Satanás es peligroso y hay que temerle. Con eso se consigue atemorizar a los creyentes, quienes harán lo que sea para que no los atrape.
Los cristianos que crean en esta enseñanza, creerán estar de parte de Dios, cuando en realidad estarán eludiendo la venganza satánica que suele ser terrible. Esto es como una especie de mafia, una vez que se entra en ella, uno queda protegido, pero no se puede salir más porque de hacerlo, será castigado por los enemigos. Esa situación es más que suficiente para que la lealtad de los miembros de esa mafia sea total.

Es evidente que todo eso no fue falta de astucia de Satanás como parecía al principio, sino que es parte de un plan bien elaborado por él para engañar a los cristianos y hacer que le tengan miedo. Ese testimonio del que habla la autora, no es acerca del accionar de Dios, sino de Satanás.
Es un buen plan, porque los temerosos no pertenecen al reino de Dios. Un cristiano que tenga miedo a Satanás o al infierno, debe saber que no está de lado de Dios verdadero.

Antes parecía que todo fue falta de astucia de Satanás, pero lamentablemente, todo indica que no es así. El engaño es su forma de actuar y lo hace por medio de Elena de White y sus enseñanzas. Destruir a los judíos no fue falta de astucia, la autora acusa a Satanás de haberlo hecho, logrando así aterrorizar a los adventistas.
Antes parecía que Satanás había logrado que los adventistas, por terror, confíen en el poderoso libertador, cuando en realidad ha logrado reclutar a los miedosos para que se sumen a la causa de los que huyen de él.
Llenar las iglesias de gente que le teme a Satanás y su destrucción, o a Dios y su abandono es el objetivo principal de todo el mensaje.

Varios son los logros de toda esta enseñanza, por ejemplo, hacer creer en un Dios que abandona, creer que el abandono no es un castigo, temer al poder destructivo de Satanás, creer que juzgar y hallar culpables a los demás está permitido, juzgar a Dios, creer que los castigados son culpables, etc.

Otra vez, como en todos sus escritos, la autora demuestra ser una devota del orden. Todos los devotos del orden sueñan con un superhéroe como Superman, que baje del cielo, que haga justicia y ponga orden en la ciudad destruyendo a los malvados ante la vista de todos.
Todas las historias de superhéroes tienen siempre la misma forma, la maldad crece y los malvados también crecen en poder hasta que, en el momento justo, baja del cielo un justiciero y hace justicia destruyéndolos. Restableciendo así el orden tan querido por sus adeptos.


“Pronto llega el día de la venganza del Señor, cuando todos los que hayan transgredido su ley y oprimido a su pueblo recibirán la justa recompensa de sus actos; cuando todo acto de crueldad o de injusticia contra los fieles de Dios será castigado como si hubiera sido hecho contra Cristo mismo”. (Pág. 52)


A la autora bien le habría venido leer Mateo 25, allí dice otras cosas acerca de quienes recibirán justa recompensa por sus actos, también dice cuales serán esos actos.

Los creyentes de Elena de White, seguros de estar haciendo algo que Dios aprueba, utilizan esa falsa imagen de un Satanás justiciero y también una falsa imagen de Dios que abandona, para disciplinar a quien se atreva a tratar de modificar o denunciar como errónea la doctrina engañosa de su iglesia
Cada vez que aparece un indeseable en su congragación, luego de intentar persuadirle que desista, sencillamente lo abandonarán a su propia suerte para luego decir que no le han castigado. Lo creen así de corazón, ya que no consideran que el abandono sea un castigo.

Los miembros de la iglesia de la autora no saben que están exactamente en el lugar que Satanás quiere que estén. En vez de temer de Dios, le temen al abandono, porque eso conlleva a enfrentarse con Satanás, al cual no sólo le temen, sino que le tienen terror y puede que ni siquiera se hayan dado cuenta, eso es porque desde chicos o muy jóvenes se les enseña a tenerle miedo.
Todo eso explica lo dicho por la autora en aquel párrafo, escrito en presente para presagiar un futuro, o incluso para amenazar:

“Las horrorosas crueldades perpetradas durante la destrucción de Jerusalén demuestran el poder con que se ensaña Satanás sobre aquellos que ceden a su influencia”. (pág.39)

Los siguientes son algunos ejemplos más de como la autora ha ido enseñando a los jóvenes miembros de su iglesia a tenerle miedo a Satanás.
Cabe aclarar que todo lo dicho en esos párrafos y también en los anteriores, son todas mentiras, principalmente aquella parte:

“la destrucción de Jerusalén demuestran el poder con que se ensaña Satanás sobre aquellos que ceden a su influencia”

Satanás no destruye a quienes ceden a su influencia, de hecho no puede hacerlo, en cambio les convence a los que huyen de él, de que son cristianos verdaderos, eso sí lo puede hacer y lo hace bien.

(Satanás) “Ensayará todo ardid, y si los que son objeto de estas tentaciones no buscan a Dios, serán cegados para no ver sus engaños, y se sentirán confiados en sí mismos, autosuficientes, ignorando su condición y su peligro”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 85)

Los que se sienten confiados en sí mismos, autosuficientes, ignorando su condición, son los que han encontrado a un Dios falso, no sólo los que no buscan a Dios como dice la autora.

“Si Satanás lanzara un ataque abierto y atrevido al cristianismo, llevaría al cristiano afligido y agonizante a los pies de su Redentor, y el poderoso y fuerte Libertador haría huir atemorizado al osado adversario”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 55)

Satanás ya ha lanzado un ataque abierto y atrevido al cristianismo, pero no ha llevado al cristiano afligido y agonizante a los pies de su Redentor, como asegura la autora, lo ha llevado a los pies de un Cristo falso. Eso es porque quien realizó ese ataque fue un Satanás también falso, que los falsos profetas hicieron creer a sus seguidores que era verdadero. 

“En todo momento siguen los ángeles malos nuestros pasos”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 59)

En todo momento siguen los ángeles malos los pasos de los falsos cristianos. De los verdaderos, huye.

“Cuando los jóvenes intentan romper con el dominio de Satanás, él redoblará sus tentaciones. Sacando ventaja de la ignorancia y la inexperiencia de ellos, intenta oscurecer la distinción entre el bien y el mal”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 80)

Satanás no saca ventaja de la ignorancia y la inexperiencia de los jóvenes, sino que hace exactamente lo opuesto. Saca ventaja de la experiencia y conocimientos.

“Aquellos que han tentado al demonio a que los tiente, tendrán que hacer esfuerzos desesperados para libertarse de su poder. Cuando empiecen a trabajar a favor de sí mismos, acudirán a rescatarlos los ángeles de Dios, a quienes han entristecido”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 58)

Aquellos que han tentado al demonio a que los tiente, sepan que Satanás fue quien los ha tentado a hacerlo en primer lugar, aprovechándose de que seguramente estaban solos, ya que esos ángeles andaban taciturnos quien sabe dónde. Y si no estaban solos, peor aún, porque quiere decir que esos ángeles no sirven.

“No nos sentiríamos tan seguros si pudieran abrirse nuestros ojos para discernir a los ángeles caídos cuando trabajan con aquellos que viven descansadamente y se consideran seguros”. (Mensajes para los jóvenes, pág. 58)

 Si pudieran abrirse nuestros ojos para discernir a los ángeles caídos cuando trabajan con aquellos que viven predicando activamente al servicio de Satanás, no nos sentiríamos tan seguros de confiar en cualquier predicador que dice venir de Dios.

“Se separan de Dios y de los cuidados vigilantes de los ángeles de Dios, y Satanás, que siempre está al acecho para destruir las almas empieza a presentarles sus engaños y los pone en serio peligro”. (Mensajes para los jóvenes, pag.57, 58)

Se separan de Dios y de los cuidados vigilantes de los ángeles de Dios, y Satanás, que siempre está al acecho para destruir las almas, los deja tranquilos, pues ya ha logrado su cometido.

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